A todos los consultados les coincidió la misma consigna, aunque es escaso el producto (ajo en esta oportunidad), la calidad es muy buena y hay que defenderlo lo más que se pueda. El invierno complicado climáticamente hablando, con temperaturas suaves en el inicio y muy dañinas (para otros cultivos) al final no hicieron mella en estos bulbos, y tampoco la escasez de recurso hídrico que ya lleva tres temporadas consecutivas en nuestro territorio.
Los productores, viendo lo que se avecinaba, han buscado de acuerdo a sus recursos y posibilidades, maneras de eficentizar el uso del agua, y muchos han pasado de regar por el método del surco por gravedad, poco ahorrativo en agua, a usar las mangas plásticas, de una mejora notable en el aprovechamiento del liquido elemento y ni hablar de quienes incorporaron el riego por goteo, que tanto resultados esta dando en el desierto de San Juan a todos los cultivos.
Los pocitanos aseguran que hay muy buen tamaño de ajos, un 75 % del tipo 6 y valores de un 20 % de 7, y hay una sanidad envidiable, por ello, se espera poder defender al máximo sus anheladas alliáceas.
Ha habido un raleo de chacareros y ellos lo reconocen: los costos han espantado a muchos que antes hacían ajos a otros sectores, como por ejemplo el del tomate industria. Es que con adelantos para la etapa de preparación de tierras, o entrega de agroquímicos, o en algunos casos directamemte dinero en efectivo, hay otra realidad, más alentadora para los sufridos sanjuaninos dedicados al las verduras.
También aseguran que los que se dedican a los tomates para fábrica +ya encontraron la receta+ y ya saben que deben apuntar a poner riego por goteo, enguanar a tiempo y seguir un esquema de trabajo que para ellos no es complicado, y llegan a un resultado atractivo económicamente hablando.
Otros se han ido hacia la cebolla, que venía a capa caída en las últimas temporadas en San Juan, pero tuvo un repunte fundamentalmente en los precios de las bolsas de las tardías, o de guarda; y quienes quieren arriesgar más aún, se van a las valencianitas, de octubre y noviembre. Los costos son menores que en el ajo y se puede especular más con una rentabilidad posiblemente mejor.
Todos esperan que los números los ayuden a superar los U$S 26 del costo de cada cajita. Y eso habrá que esperarlo con cautela y no apurarse en la comercialización.
El gobierno los ha ayudado a los ajeros con plantas de gran relevancia, para su etapa post-cosecha. La segunda cámara de frío estatal destinada al ajo está en Barreal y allí se invirtieron $2.107.000. Trece meses después de la que se inauguró en Pocito, en Avenida Uñac, entre calles 6 y 7. Sin esta cámara de frío todo el ajo se debe comercializar en diciembre y enero, ahora se podrá guardar hasta junio y lograr altos precios. En Pocito, algo similar se puede organizar.
