�Gracias a Luis Agote ‘tenemos vida‘ dijo a Télam Andrés Leibovich, neurocirujano y sanitarista, subsecretario de Políticas, Regulación y Fiscalización del Ministerio de Salud de la Nación, un apasionado por la temática de quien depende, entre otros entes, el Banco Nacional de Sangre.
Especialidades médicas como hematología, hemoterapia, oncología, trasplantología o emergentología ‘son sólo algunas de las que debemos al descubrimiento de este médico argentino‘, explicó el funcionario.
La sangre es el ’combustible’ natural del ser humano, cuyo cuerpo es el ’envase’ real, lo que hizo Agote es lograr, utilizando citrato de sodio, que no coagule, lo que permite conservarla fuera del cuerpo y generar ‘una transfusión indirecta y segura, ya que antes de esto se hacían experimentos transfundiendo directamente de persona a persona‘, añadió el médico.
Esas pruebas y errores anteriores al logro de Agote iban desde darle sangre por boca a las personas, transfundirles sangre de animales, utilizar aparatos que hacían circular la sangre de la arteria de un donante a la vena de un receptor, entre otros intentos que no impedían la coagulación del líquido.
Con los años, el hallazgo argentino permitió además la utilización de la técnica de aféresis ‘que permite separar los componentes de la sangre en plaquetas, glóbulos y plasmas, ya que no todas las personas necesitan lo mismo‘, reseñó el sanitarista.
En la actualidad existen los bancos de sangre gracias al método Agote, de los cuales ‘20 funcionan en Argentina en las 24 jurisdicciones‘, contó el subsecretario quien adelantó que ‘aún queremos mejorar más la cantidad y calidad del servicio con bancos regionales, para que no falte sangre ni en el pueblo más pequeño y alejado del país‘.