�En octubre del año pasado se hizo público el caso de Ian Rivero, un niño de apenas 4 meses, quien de acuerdo al relato de las abuelas ingresó al hospital Guillermo Rawson con un cuadro de bronquiolitis, pero le terminaron amputando el pie izquierdo.
Entonces, los padres del bebé, menores de edad, y las abuelas Marcela Figueroa y Alicia Sosa señalaron al personal médico como responsable, acusándolo de mala praxis.
De acuerdo a los registros periodísticos, Ian llegó al hospital con un problema en las vías respiratorias, a fines de septiembre. Según dijeron en aquella ocasión Marcela y Alicia, el bebé fue internado en una habitación común, pero su cuadro se complicó y lo pasaron a Terapia Intermedia.
Con el correr de los días lo trasladaron a Terapia Intensiva porque contrajo un virus hospitalario, contaron las mujeres. Ian estuvo con la vía de administración de suero y asistencia colocada en el cuello, pero comenzó a infectarse. Por eso tuvieron que cambiar la vía de lugar y se la colocaron en el pie.
Según dijeron los familiares, el niño sufrió luego una trombosis (coágulo en un vaso sanguíneo) en esa extremidad. Sin embargo, pese al tratamiento, su cuadro se agravó y días después los médicos informaron a los familiares que la vida del pequeño había empezado a correr peligro. Y que no les quedaba otra opción que amputarle el pie.