Como Argentina, Grecia tiene un tipo de cambio fijo, déficits fiscales e incumplimientos de pagos de deuda soberana. No obstante, Grecia puede evitar un colapso pero necesita dedicarse a hacer ajustes mucho más audaces. En el caso de la Argentina, grandes créditos del FMI, en 2000 y 2001, en última instancia sólo retrasaron el duro e inevitable ajuste, e hicieron que el incumplimiento de pagos final del país fuera aún más traumático. Grecia forma parte de la Unión Europea, que tiene instrumentos más sólidos para evitar que uno de sus 16 miembros de la zona euro caiga provocando un efecto dominó y arrastrando a los demás países. No obstante, si se desatan dichas reacciones en cadena a partir del derrumbe griego, los países de la zona del euro pueden tenderle una mano. Como es el caso de Alemania que dispone de 522 millones de euros con los países más débiles, mientras que bancos de París y Berlín están expuestos en 120 mil millones con los bonos y débitos helénicos. Argentina debió sucumbir al default en forma aislada y bajo la presión del FMI. En Grecia sufre la fortaleza del euro, sin control de la política monetaria, las tasas y el capital circulante. En Argentina se estableció el sistema monetario del 1 a 1, cuando un peso equivalía a un dólar. Por otro lado, ambos gobiernos mantuvieron falsos números de déficit. En Grecia, ahora asciende al 12,7%.