En el ex edificio de Acción Social, en Rivadavia pasando Mendoza, el hedor que sale de las escalinatas y del interior del complejo es insoportable. Hay además vidrios rotos y sucios, costras de orina y tierra en los rincones, cajones de frutas, papeles y pañales usados. El lugar, en pleno centro sanjuanino, en la misma cuadra de tradicionales y coquetos locales gastronómicos y a pasos de la Plaza 25 de Mayo, se convirtió en un verdadero chiquero y motivo de recurrente queja ciudadana.
Este edificio fue dejado por el Ministerio de Desarrollo Humano (ex Acción Social) cuando se mudó al Centro Cívico, en 2007. Y tres años después, la provincia se lo entregó a la AFIP como parte de pago por una deuda, pero mientras tanto, quedó solo, sucio y repulsivo.
‘A ese edificio hay gente que lo usa de baño, las parejas lo tienen de hotel alojamiento y a veces se ve personas que entran después del mediodía, parece que duermen la siesta y se van. Por fuera es una mugre y por dentro debe ser inmundo‘, dijo Cristian Gillam, de confitería El Molino, ubicada al lado del edificio.
En el frente, las manchas de orina se extienden por el hall y las escalinatas, a la vez que se ven diarios viejos, cartones, un disyuntor con cables sueltos, pañales y mucha tierra. Si bien hay un enrejado que impide el paso por el acceso central, una pequeña abertura a un costado del frente vidriado permite ingresar al edificio fácilmente.
Dentro, aparecen unas camperas entre diarios y cajones de frutas, además de una billetera vacía y un sánguche a medio comer. Sin embargo, lo llamativo está en otros sectores del inmueble. En la primera planta, donde la luz del sol entra poco, hay un colchón y una frazada tirados sobre el piso, entre mugre, basura y un balde con orina.
Hace poco más de un año, DIARIO DE CUYO descubrió que en este complejo vivía un joven en condiciones infrahumanas, luego derivado a un hogar del Estado. Sin embargo, el hombre ocupaba una ex oficina de planta baja, en tanto que estos trastos están en el primer piso y aparentan un uso más reciente.
A su vez, en las escaleras contiguas hay faltantes de escalones y la parte inferior del complejo parece un baño, con restos de materia fecal por todos lados, inundado por un olor que se impregna intensamente en la nariz.
Otro aspecto llamativo es que hay unas sugestivas pintadas sobre la pared, con marcados errores de ortografía. Una dice “Vinbenido al yfierno”, mientras que en la otra se lee “Federal, pagarán lo que isiero con mi señora”. Ambas son firmadas por un tal “Tito”.
“En la noche suele juntarse gente en las escalinatas, gente borracha o drogada. Si la AFIP no lo va a usar, sería lindo que hicieran una galería o un paseo comercial”, indicó Nicolás Beatrice, quien tiene un kiosco en la cuadra.
En octubre de 2010, la provincia firmó un convenio con la AFIP en el que acordó cederle el inmueble como parte de pago de una deuda. “Aunque resta que nos entreguen las escrituras, queremos hacer un cierre en el frente, para preservar el edificio y evitar este tipo de problemas”, dijo Laura Bologna, responsable regional de la AFIP, quien agregó que aún no saben qué harán con el edificio.
Un chiquero en el centro
El olor y la mugre, dentro y fuera del inmueble abandonado, es insoportable. Dicen además que se usa de aguantadero y hasta de hotel alojamiento.

