Las dos cabeceras estuvieron a pleno y en ambas se vivió la fiesta del clásico de Rawson como marca el folklore del fútbol. Fue alegría para la gente de Unión por la victoria y tristeza para la de Trinidad . El punto negro fue la desconcentración de los hinchas en la popular local cuando hubo intervención de la policía con balas de gomas debido a algunos incidentes en ese sector. Al cierre de la edición, no se habían registrado detenidos ni heridos.

Antes de ese final, los dos equipos contaron con un aliento incesante de su gente. El Templo estuvo colmado en casi la mitad de su capacidad y cada hinchada mostró banderas y sombrillas del rival a manera de cargada. El domingo se vuelve a cruzar, pero con el estadio de Unión como escenario.