Francisco Campodónico, quien con 14 años llegó a la Argentina proveniente de Génova, Italia, se convirtió en uno de los grandes bodegueros del siglo pasado. Es que su establecimiento era uno de los más importantes de la época, tan grande que se lo comparaba con un barrio, y que a lo largo su historia fue protagonista de hechos destacados, como ser refugio político en la revolución contra Cantoni en la década del ’30 y la casa principal, portadora de frescos de Julián Tornambé.

Hacia 1887, Campodónico se trasladó desde Buenos Aires a San Juan y con apenas 15 años se empleó primero en la bodega Devoto y Cía y luego en la de Bellagamba. En 1890 se casó con Luisa Baldi Giannelli y para 1898, junto a Juan Lértora, instaló una bodega en Santa Lucía (hoy Capital), Luego Campodónico se separó y fundó Bodegas y Viñedos Francisco Campodónico Ltda.

La bodega era un complejo industrial de grandes dimensiones, conformada por un conjunto de naves. El predio abarcaba lo que hoy es calle Pueyrredón hasta avenida Rawson y desde Libertador San Martín hasta Rivadavia. Era un establecimiento tan importante, que incluso entraba el ferrocarril, por la calle Pueyrredón. Además, la bodega tenía usina propia, que alimentaba al establecimiento, la casa principal y a los alrededores. Precisamente, la casa de Campodónico era tan grande que allí vivían sus 11 hijos, la cocinera, lavandera, cuidadores y mucamas de crianza de los niños. Las dimensiones por su extensión, y según el punto donde se hallaba situada, era para la época considerada como todo un barrio de San Juan, con numerosa población debido a la gente que allí trabajaba y vivía. La superficie de todo el predio era de 10.000 metros cuadrados, sin contar las hectáreas de los parrales próximos, según Carlos Campodónico Horta, uno de sus bisnietos.

De acuerdo al libro Uvas, hombres y vinos, una particularidad la constituía la bodega de los "tapaos", en la que se conservaban perfectamente organizados añosos barriles, que registraban todas las elaboraciones desde la inicial hasta las últimas cosechas. De los 2.000 cascos de las primeras elaboraciones, para 1922 vinificaba 16.000 bordelesas, de acuerdo a Campodónico Horta. La marca registrada era "Progreso", con sus blanco y tinto comunes, tinto tipo francés, blanco vermouth y añejo dulce.

En 1934, los rebeldes que le hicieron la revolución a Cantoni se refugiaron en la bodega, que fue un improvisado cuartel para aquellos hombres, entre los que estaban algunos de los hijos del bodeguero. El complejo, diez años después, también fue refugio para otras personas, esta vez para los damnificados del terremoto de 1944. Ya Francisco había fallecido y fue su esposa la que abrió las puertas del complejo a las víctimas. Por eso, los jardines se llenaron de carpas con sanjuaninos que se habían quedado sin nada y eran asistidos por la familia y parte del personal.

Con los años, la bodega fue perdiendo su esplendor, hasta que paró su producción definitivamente. Las naves de a poco fueron derribadas y con la destrucción se fueron perdiendo los paisajes de Génova que había pintado Tornambé. Hoy, sólo quedan en pie cuatro naves, que fueron consolidadas y reacondicionadas para ser un actual depósito de la bodega Manzano.