El cuerpo desnudo recostado en el fondo del escenario comenzó a tomar forma. De escultura pasó a circo. Y unos minutos después se transformó en un cine gigante. Ante el asombro de la gente, aparecieron figuras de útiles escolares que sobrevolaban el lugar. Pero el aplauso se lo llevó Tita Merelo al introducirse entre el público montada en un carro que circulaba sobre rieles. Un despliegue tecnológico nunca visto en un espectáculo gestado en San Juan es lo que se pudo observar en el show final del Autódromo. “Mujeres Argentinas” deslumbró por la sorpresa, pero también invitó a la reflexión.

La liberación femenina, la lucha por la independencia, la búsqueda de la identidad es lo que se plasmó en el escenario donde se mezcló la emoción de escuchar la voz de Mercedes Sosa, o el discurso de Eva Perón. Desaparecidos, poesía, historieta, lavarropas, escuela. Una conjunción de elementos que buscaron generar en los espectadores un impacto en las emociones.
La sorpresa fue una constante del show en el que los bailarines salieron por todos los rincones.

La aparición de Sandra Mihanovich desde el seno de una almeja dejó atónita a la gente que la aplaudió luego de interpretar “Por qué cantamos”.

La chispa la puso la aparición de Mafalda. Fue ese el momento en el que el público se relajó, empezó a cantar y hasta se paró de sus sillas para aplaudir. Este fue el acto preferido de los más chicos.

Sin embargo, lo que inició el clímax de la noche fue Juan Carlos Baglietto interpretando “Isla de la buena memoria”, mientras los soldados se arrastraban por el escenario. Pero lo máximo llegó cuando Andrea del Boca y Juan Leirado interpretaron a los padres de los caídos en Malvinas. Y caminando entre las cruces de un cementerio hablaron del amor. Este fue el instante en que la gente estalló.

Un final tan sorprendente como el principio, en el que abundaron senos desnudos, llegó con la mujer de la escultura gigante tomó vida y se cubrió de rojo.