Fue juntar moneda por moneda, persiguiendo un sueño que se convirtió en realidad. Después de desfiles, sorteos, ferias y cuanta actividad solidaria que pudiera generar fondos, la Fundación Manos Abiertas inauguró ayer la Casa de la Bondad, un hogar para atender a enfermos terminales que no tienen recursos económicos ni compañía familiar para afrontar sus últimos días. Fue con una emotiva ceremonia, incluida una misa, que la Casa de la Bondad abrió sus puertas luego de tres años de espera.

Allá por 2008 los integrantes de la Fundación Manos Abiertas empezaron a gestar el proyecto. El edificio se levantó ladrillo por ladrillo, con el aporte de personas y empresas solidarias y también del Gobierno. El hogar está ubicado en Paula Albarracín de Sarmiento 777 Sur, Capital, y la fase inicial del edificio comprende 400 metros cuadrados cubiertos. El complejo tiene dos habitaciones con baño privado, un oratorio, sala de despedida (para realizar velatorios), sectores de ropería y lavandería, limpieza, cocina bajo normas sanatoriales, enfermería y comedor.

Serán cuatro los pacientes que sumarán en primera instancia, pero el proyecto contempla futuras ampliaciones para albergar a 12 personas.

Para la inauguración llegó desde Córdoba Angel Rossi, un sacerdote que tuvo mucho que ver con la obra ya que es el guía espiritual de la fundación.

La Casa de la Bondad recién entrará en funcionamiento dentro de un par de meses, cuando terminen de conformar el plantel de voluntarios y cuando completen los fondos para solventar los tres primeros meses. Se estima que el gasto mensual del hogar rondará los $35.000.