Lo primero que hizo el Gobernador al salir del hospital fue llevar a su mujer y sus cuatro hijos a tomar un licuado a pocas cuadras. Más tarde les confesó por qué: ese improvisado ritual, dijo, fue por el recuerdo que le vino a la mente, de cuando quedó libre después de haber sido un preso político de la dictadura militar, y de inmediato había llevado a su esposa a tomar un helado.