Juan Quiroga se animó a tomar las riendas de la ADA cuando estaba al borde de la anarquía. Fue en 2007 y el desafío fue tremendo. Prácticamente refundaron el club y desde ahí, fue trabajar y trabajar. Se recuperó el predio que estaba abandonado y la primera gran obra fue instalar las 21 luminarias. Hoy, Juan apunta a jugar como local y para eso necesita el alambrado olímpico y los sanitarios, nada más ni nada menos. Difícil pero no imposible.