Los chicos no quieren recordar los años que tuvieron que pasar el recreo dentro del aula y hacinados, mientras veían a los demás jugar en el patio. Ahora se dan el gusto hasta de correr carreras en sus sillas de ruedas por los pasillos de 5 metros de ancho. Son los alumnos de la Escuela de Educación Especial Doctor Ramón Peñafort que, por 20 años funcionó en una institución para ciegos que no estaba adaptada para discapacitados motores. Desde el 2010, la Peñafort funciona en su propio edificio que tiene una superficie cubierta de 2.242 metros cuadrados y con una matrícula de 100 alumnos. Es una de las 12 escuelas de Educación Especial de la provincia que se construyeron con los nuevos lineamientos que prevén espacios muy amplios para la comodidad y bienestar de los alumnos.
Luego de carrerear por los pasillos en sus sillas de ruedas o ayudados con los andadores, los chicos ingresaron al taller de artes plásticas. El aula donde se dicta tiene capacidad como para unas 15 personas, aunque es ocupada sólo por 5 chicos por turno. ’La amplitud es para que los chicos con discapacidad motora se puedan desplazar con total comodidad, sin peligro de golpearse con algún elemento, y para que se sientan a gusto. Las dependencias con mucha amplitud es una de las características de los nuevos edificios. Desde que tenemos el propio, pudimos poner en marcha diferentes talleres para la capacitación de los chicos, posibilidad que antes no tenían’, dijo Cristina Gómez, directora de la escuela Fortabat.
Braian Guajardo ni bien ingresó a la Escuela de Educación Especial Hebe Arce Videla de Oro, en Albardón, comenzó a correr alrededor del patio para entrenarse. Demoró unos 15 minutos en dar una vuelta completa. Primero, porque el patio es ’súper gigante’, según sus propias palabras, y segundo por la discapacidad física que limita su desplazamiento. Hasta el 2009, año en que esta escuela dejó de funcionar en un reducido sector del micro hospital de Albardón, este chico no tuvo espacio para tonificar sus músculos, tras el sueño de poder caminar y desarrollar la actividad que más le gusta: correr.
’En el micro hospital teníamos sólo un par de salas y un solo baño para los 50 alumnos. No teníamos un patio donde pudieran jugar o hacer actividades físicas o rehabilitación. Ahora tenemos todo lo necesario para que los chicos puedan tener una mejor calidad de vida’, dijo Monserrat Gómez, directora.
Braian ingresó a esta escuela con tan sólo 2 años de edad y arrastrándose por su imposibilidad de caminar a causa de un trastorno neurológico. Ahora tiene 14 y ganó la medalla de oro en carrera en los Evita 2013.