Las patas de caballos, que aún conservan sus herraduras, impresionan. Mientras que las costillas de un animal de porte pequeño, posiblemente un perro, emanan un hedor insoportable. Sumado a eso, huesos, pelos y moscas por doquier se repiten a cada centímetro de un callejón de Alto de Sierra, que al parecer es usado para tirar animales muertos. Miembros de una asociación que protege a los animales, visitaron ayer el lugar y se espantaron ante el horror que envuelve este cementerio improvisado.
El lugar está minado de animales muertos. En cada rincón un hueso o restos de pelaje de algunos perros vuelven tenebroso el lugar. "Nos duele ver lo que se hace con los animales. Nos da impresión que debe haber personas que hacen cuatrerismo con caballos, los despostan para vender su carne y arrojan los restos acá. Porque hay sólo algunas partes de estos animales", dijo Matías Seva, uno de los proteccionistas que no podía salir de su asombro por el triste panorama.
En el mismo camino el cráneo de un caballo, que tenía sus dientes intactos, y que al parecer había muerto de un mazazo porque tenía una quebradura sobre el hueco de los ojos, también formaba parte de este deprorable paisaje.
Además de restos, hay perros vivos que se comen a los animales muertos. Creen que con eso sobreviven. Es más había huesos que tenían mordiscones marcados. Los perros que están en el lugar no se dejan tocar ni atrapar. Los proteccionistas buscarán la forma de tratar de rescatarlos de esa miseria.

