No sólo fueron palabras preparadas para la ocasión. La de ayer no fue una homilía más. Con un mensaje que transmitió alegría a los fieles y con una gran sonrisa en el rostro que jamás se le borró, monseñor Alfonso Delgado fue contundente en sus dichos: “tenemos que estar felices de nuestra fe. Que nadie nos quite la alegría”, dijo mientras realizaba la misa de Domingo de Ramos, en la Catedral.
Esto sucedió algunos minutos después de que se llevara a cabo la tradicional bendición de las ramitas de olivos en la puerta del templo.
Para los católicos ayer comenzó la Semana Santa y la Catedral fue uno de los templos en los que se llevó a cabo la tradicional ceremonia de la bendición de ramos. La misa más convocante fue la de las 11. La gente fue puntual. Muchos llegaron con sus ramilletes, pero otros aprovecharon a los vendedores que estaban apostados en la esquina de la iglesia. Bajo un Sol tímido, pero que no dejó de calentar, monseñor Alfonso Delgado, acompañado por el padre Rómulo Cámpora, bendijo las ramas que la gente levantó al unísono. Luego de esto, y cantándole a la virgen, los fieles ingresaron al templo por el pasillo principal. Fue una multitud la que se apostó en esta iglesia. Tanto así que muchos quedaron afuera e incluso tuvieron que colocar sillas en los pasillos para la gente de más edad.
Delgado y Cámpora fueron los últimos en ingresar a la Catedral, tras la tradicional procesión. Después de esto, comenzó la celebración de la misa.
En medio de la alegría de tener un Papa argentino, Delgado puso énfasis en las palabras de Francisco dichas unas horas antes. “Que nadie nos quite la alegría, dijo el papa Francisco esta mañana”, comentó monseñor a sus fieles. Y entre risas agregó que todavía le duraba la euforia de la elección del argentino como máxima autoridad de la Iglesia Católica. “Todavía tenemos una conmoción que no podemos ocultar. No dejemos que nos roben la esperanza”, dijo Delgado en su homilía de ayer.
Ésta no fue la única bendición de ramos que se llevó a cabo en la Catedral. Hubo una ceremonia a las 8 y otra por la tarde, a la que también fue una gran cantidad de fieles.