Ceferino Segura (42 años, foto) es el encargado de la finca de doña Yolanda Nesman (90), en el Mogote, en Chimbas, desde hace 17 años. Allí se encarga de cuidar unas 5 hectáreas donde se mezclan racimos de Cerezas y de tinta Greco Nero, pero lo llamativo es que al internarse en los parrales se advierten cepas de troncos muy gruesos y robustos, de casi 30 centímetros de diámetro, con corteza rugosas que se desprenden de la base. "’Cuando yo vine ya tenían más de 20 años”, señala, delatando la vejez de la planta. Poco después, Fernando Ramos, el nieto que se echó el cuidado de la finca al hombro y ayuda a su abuela a llevarla adelante, confirmó la antigüedad: "’Mi abuelo los plantó en 1961, y no alcanzó a ver la finca en producción”, dijo, aunque advirtió que quizá ese parral es la excepción a la regla porque aún viejo sigue con rindes buenos. "’La Greco Nero produjo 20.000 kilos por hectárea la última cosecha y la Cereza 30 mil kilos”, aseguró. El pequeño viñedo está cuidado, con poca maleza, riego por goteo y mucho fertilizante (la finca no tiene derecho de riego, sino que se alimenta por perforación) pero Ramos ya sabe que su producción va en picada. "’No le debe quedar mucho tiempo, la Cereza el año pasado ya rindió 10% menos”, dijo Ramos pero planteó una realidad que golpea al sector: "’con los costos que hay ahora es imposible plantear el recambio. Además que es caro el palo y el alambre, el valor del producto no lo compensa”, aseguró.