Los objetos que hay en el interior de la Casa Natal de Sarmiento son suficientes para recrear en parte la vida cotidiana, cultural y política del Maestro de América. Pero no para contar algunas de sus intimidades como, por ejemplo, que de niño se apedreaba con los chicos que vivían cruzando la Libertador. Conducta que le costaba varios días de penitencia. Lo cuenta el guía del circuito "Para descubrir los secretos de la ciudad", que tiene como objetivo contar aspectos de la vida de los próceres y de los edificios sanjuaninos que no aparecen en los libros de historia. El paseo es gratuito y además se hace caminando, para fomentar buenos hábitos de salud.
Recorrer un par de cuadras hacia el este de la Casa de Sarmiento alcanza para enterarse de que el primer plato que comió San Martín cuando llegó al Convento de Santo Domingo fueron porotos con tocino. Es que los dominicos llevaban un registro detallado de todas las actividades y gastos que se hacían a diario en el convento. Y esos registros están actualmente disponibles en la Celda Histórica de San Martín, la habitación que ocupó el General en 1815 durante su estadía en San Juan para preparar la Campaña Libertadora a Chile y al Alto Perú. "Estos documentos tienen un valor incalculable por su valor histórico. Y por hablarnos de cómo fue la vida cotidiana de San Martín, mientras estuvo en este convento", dice Renato Laspiur antes de retomar la caminata. Esta vez, rumbo a la Escuela Normal Sarmiento para conocer parte de su historia.
Muy rápidamente el guía cuenta que fue creada en 1879 y que es un edificio que sobrevivió al terremoto de 1944 y al de 1977. Y que en 1999 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Pero se toma tiempo para comenzar a hablar de este establecimiento como el primer lugar donde la mujer comenzó a prepararse para ingresar al mercado laboral. Allí estudiaban las jóvenes que querían convertirse en maestras de instrucción primaria.
Cruzando la Avenida Alem, el guía retoma el tema de las intimidades de los próceres. Lo hace en la plaza Laprida, donde se encuentra la estatua de Francisco Narciso Laprida, sanjuanino que presidió el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia en 1816. Un dato que todos conocen. Lo que nadie sabe es que, a pesar de ser un hombre con una buena posición económica, acostumbraba a usar los zapatos rotos para no hacer ostentación.
La parada siguiente es la Catedral, a la que el guía describe como un edificio de arquitectura moderna que cuenta con una cripta que, más allá de albergar el cuerpo de Fray Justo Santa María de Oro, otro sanjuanino que intervino en la declaración de la Independencia, es un refugio que se puede usar en caso de catástrofes provocadas por fenómenos naturales.
Siguiendo con la importancia de los lugares, el guía lleva a los turistas a la plaza 25 de Mayo, para describirla como el sitio donde antiguamente se hacían corridas de toros y riñas de gallo para diversión de los sanjuaninos. Luego de un pequeño descanso en este paseo para retomar energía, se retoma para llegar hasta el edificio más moderno que tiene la provincia: el Centro Cívico. Allí el guía cuenta los pormenores de su construcción, especialmente los referidos a los años que demoró la misma, mechando algunos datos curiosos como que es el edificio que tiene el equipo de aire acondicionado más grande de Sudamérica.
La siguiente parada es el Parque de Mayo, donde el guía les cuenta a los turistas que la forestación cumple la función de muro. Dice que los árboles de diferentes especies fueron plantados de manera estratégica para frenar un poco el paso del viento Zonda.
Luego de más de una hora de recorrido se llega al último sitio incluido en el circuito. Es el Auditorio Juan Victoria, donde los visitantes, entre vinos locales y empanadas caseras, disfrutan de la música interpretada en el órgano traído desde Alemania en 1967.

