Diez metros cuadrados de la actual alfombra de la sala de conciertos del Auditorio Juan Victoria viajarán a Buenos Aires. Tienen que ser de un sector poco transitado, ya que el requisito es que el pedazo esté lo menos gastado posible. Ese retazo será metido en una cámara, llamada de reverberancia, para analizar sus propiedades acústicas. Específicamente, la absorción sonora que tiene el material. Y el objetivo es hacer un registro de esas características, que serán las que deba tener la nueva alfombra que se instale para cubrir el piso del recinto.
El estudio es resultado de un convenio entre el Consejo Federal de Inversiones (CFI), que lo financiará, y el Gobierno provincial. Se hará en el Laboratorio de Acústica y Luminotecnia, de la Comisión de Investigaciones Científicas del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Unico en el país por las cámaras para ensayos que posee. Y es una de las tres etapas del procedimiento sugerido por dos reconocidos profesionales de esa institución, Nilda Vechiatti y Federico Iasi, que vinieron el martes pasado a hacer una medición sonora en la sala del auditorio.
Esa medición fue la primera parte del estudio. Se hizo durante la tarde del martes pasado dentro de la sala, a puertas cerradas y en completo silencio. Lo que se hizo fue una medición de sonido en la sala antes de que su alfombra sea reemplazada por una nueva. Para esto, los ingenieros electrónicos, Vechiatti e Iasi, midieron el tiempo de reverberancia. Esto es "medir cuánto tiempo dura el sonido en el aire antes de extinguirse. Este análisis se hizo en toda la sala, tanto cerca del escenario como al fondo de la misma. Ese tiempo está definido por todos los elementos que componen el recinto", explicó Vechiatti. Los elementos pueden reflejar o absorber el sonido, como las butacas, las cortinas, los paneles de madera, o, lo que se tuvo en cuenta en este caso, la alfombra, que es un "elemento absorbente del sonido", dijo la ingeniera.
Para hacer la medición lo que hicieron fue "excitar la sala". Es decir, emitieron un ruido dentro del rango de las frecuencias audibles. Para eso, usaron equipos portátiles especiales, que trajeron del laboratorio (analizadores de tiempo real y medidor de espectro sonoro) de Buenos Aires, además de los que les proveyeron en el auditorio (una consola amplificadora y bafles). Tardaron cuatro horas para hacer ese estudio. "Eso gracias a que nos dejaron trabajar cómodos. Nadie entró a la sala ni tuvimos interrupciones. Si no, hubiéramos tenido que repetir las mediciones porque no puede haber otro ruido que interfiera", comentó Vechiatti.
El segundo paso del análisis lo continuarán en el Laboratorio de Acústica, en Buenos Aires. Allí no sólo harán el informe de los registros obtenidos en la sala, sino que también harán la prueba sonora del pedazo de alfombra actual. Luego, enviarán un informe a la provincia con los resultados que mostrarán las características que deberá tener la nueva alfombra. Esta, antes de ser colocada, deberá pasar por la misma cámara que la actual para que le hagan los ensayos. Y por último, harán una nueva medición en la sala una vez que la alfombra sustituta esté instalada para ver si cumple con las características necesarias para preservar la acústica del recinto.

