En 2009, José Etchegoimberry ganó con sus compañeros de una escuela primaria de Lezama, en Buenos Aires, un viaje estudiantil a Río Tercero en Córdoba. Entusiasmado, llegó al lugar y conoció a un montón de chicos de otras provincias que se alojaban en el mismo hotel. Allí, por casualidad, se cruzó con una sanjuanina dos años mayor y durante los 15 días que duró la aventura, compartieron todas las actividades. Después, cada uno volvió a su provincia y él nunca más supo nada de ella. Sin embargo, a pesar del paso tiempo, José siempre recuerda a Alexa y ahora decidió buscarla.

“Fue todo muy infantil, pero siempre me acuerdo de ella, recuerdo en detalle todo lo que hicimos. Y ahora me dieron ganas de saber cómo está. Por eso, empecé a buscarla en las redes. No quiero causarle problemas, sólo saber de su vida”, cuenta José a DIARIO DE CUYO.

A través de una amiga Lisa, José compartió en el grupo de Facebook ‘Dónde estás?’ su historia, con el objetivo de reencontrar virtualmente a la sanjuanina.

“No recuerdo su apellido y tampoco de qué departamento es, pero sí me acuerdo de todo lo que hicimos juntos”, confiesa el joven que dice que aquella niña era dos años más grande que él.

Y relata que “después de que llegamos al hotel con mis compañeros, vimos a un profesor tocando la guitarra en el patio profesor y yo me puse a tocar con él. Ahí vi a esa chica que me miraba de lejos. Me gustó y, con la excusa de la música, me acerqué a ella. Nos presentamos y nos empezamos a llevar bien. Pasamos días haciendo compartiendo juegos didácticos, acampando, siempre compartiendo con los demás. Alexa me fue interesando más y a ella le pasaba lo mismo conmigo. Recuerdo que una actividad era escribir con una lupa y el Sol algo en la cáscara de un árbol y yo le escribí ‘Alexa te quiero’ y se lo dejé adentro de la carpa”.

Para continuar contando que, “un día me animé y le dije que me gustaba y a ella también le pasaba lo mismo. Era como un noviazgo infantil. Después fuimos a un río y el agua muy clara, ella estaba ahí y un amigo mío, novio de la chica que hizo la publicación, Luis, se tiró al río. Yo quise hacer lo mismo y casi me parto la cabeza enfrente de ella. Salí disimulando, para no quedar mal, y me volví a tirar, pero en una zona más profunda, para refrescarme, porque la verdad me dolía. En ese momento, en el fondo, vi algo brillante. Era una cadenita con las letras A y L, pensé ‘qué coincidencia’. Se la regalé en la noche”.

De ese modo, José se acercó cada vez más a la joven que había conocido. Pero después, el viaje terminó y se separaron. “Saludé a todas sus amigas dándoles la mano, pero a ella le di un beso. Nunca volví a saber de Alexa”, cuenta con ternura José.

El tiempo pasó, él estuvo en pareja, tuvo un nene y se separó. Siempre tuvo presente el recuerdo de su amor de infancia y ahora decidió tomar cartas en el asunto.

“Espero encontrarla algún día. Digamos que ella fue la primera princesa en entrar al castillo de mi corazón”, escribió José en un comentario en la publicación de Facebook a través de la cual busca a la chica con la esperanza de recibir alguna noticia de ella.