A Entre Ríos, un pueblito rural del norte de Jáchal, el nombre no le podría quedar más justo: está precisamente encajonado entre dos cursos de agua, el Río Grande y el Paslean. Y aunque su paisaje y su tranquilidad son dos ventajas invaluables, la gente que vive allí ya se cansó del costado oscuro de la naturaleza. Es que todos los veranos hay crecidas en ambos ríos, entonces se corta la única calle que tiene esa localidad y quedan aislados del mundo. Días atrás, los pobladores, organizados en la unión vecinal, salieron a reclamar nuevamente por esta situación y a pedir a las autoridades del departamento que les mejoren las condiciones del camino, para que no se corte con cada crecida.

El lugar está a unos 22 km al norte de San José de Jáchal. Pero los vecinos dicen que parece que vivieran mucho más lejos, por las condiciones de comunicabilidad con el resto. Amelia Molina, vicepresidenta de la unión vecinal que tienen en la localidad, dijo que "la situación es preocupante, nos está haciendo falta algunas obras, la calle es una vía que hace más de 10 años que no tiene mantenimiento. Necesitamos que por lo menos le hagan una pasada con la máquina, que la desmalecen en algunos sectores. Y ni hablar de pavimento, eso sería demasiado para nuestras esperanzas". Según la mujer, se hablaba en algún momento de aplicar algunas soluciones, incluso de poner un puente colgante, pero aseguró que jamás tuvieron respuesta concreta a ese reclamo de mejor transitabilidad.

Otro vecino, Andrés Herrera, dijo que también necesitan obras de alumbrado público: "Escuchamos que hay mucha plata de los emprendimientos mineros que llegan al municipio. Ojalá parte de eso se destine a concretar algunas obras públicas absolutamente necesarias para nosotros, no es que reclamemos cosas porque sí", expresó.