El pronóstico de nieve se repitió varias veces en San Juan durante este invierno, pero los copos blancos aún no llegaron. Sin embargo, los chicos tienen un espacio para sacarse fotos con osos polares, enanos que patinan en una pista de hielo y hasta pingüinos, todos salpicados con copos blancos. Mientras, personajes de la tele abrazan a los niños, bailan con ellos y los invitan a crear dibujos que, después, pueden pintar. Todo se ve en el Patio Alvear que, con distintas actividades, se transformó en una buena opción para que los chicos pongan a volar su imaginación en las vacaciones de invierno.

Lo primero que se ve al entrar al paseo son los copos plateados que cuelgan del techo. Y, durante toda la semana, de 18,30 a 20,30, es común ver bajo ellos a niños en los brazos de Mickey, abrazando a la Bella y la Bestia o fotografiándose junto al Capitán Garfio, Blancanieves o Ben 10. Es que todos esos personajes bailan sobre un escenario, ubicado al final del salón. Y después se acercan a los niños, los saludan, les reparten papeles con dibujos y crayones y todos se sientan alrededor de mesas a pintar.

Allí, muchos de los niños que corren, juegan y llenan el espacio con el ruido de sus voces, terminan con cara de ratoncito, con estrellas alrededor de los ojos o con coronitas. Es que los chicos pueden meterse aún más en ese mundo de fantasía después de que un grupo de personas les maquilla la cara con figuras coloridas.

Mientras tanto, de jueves a domingo en el mismo horario, la apuesta es mayor y el espacio queda completamente tomado por los más pequeños. Es que, además de participar en las actividades anteriores, los chicos pueden ver espectáculos de títeres que narran diferentes historias y cantar en un karaoke especialmente armado para ellos. Y como souvenir se pueden llevar distintos elementos armados con globos.

La mayoría de los papás que pasean por el lugar dicen que llegaron allí por pedido de los más chicos. Es que todos quieren ir a Mc Donald’s, el gran imán del paseo de compras. Pero terminan encontrándose con tantas cosas que sacar a los niños del lugar se vuelve complicado. Por eso, los mayores aprovechan el tiempo para caminar, ver las vidrieras y hacer compras.