Estaba frío, nublado. Sin embargo, las sillas ubicadas frente al atrio de la Iglesia Catedral, se fueron colmando de público. Algunos curiosos, espectadores ocasionales atraídos por la música y las voces, engrosaron las filas de la nutrida platea que -encabezada por el Gobernador de la Provincia y autoridades militares, eclesiásticas y civiles- disfrutó ayer de un concierto coral sin precedentes en la provincia. Más de 500 voces pertenecientes a unos 25 coros sanjuaninos aportaron lo suyo a la vigilia del Bicentenario. Con una pieza por agrupación -aunque hubo alguna que se coló con dos, molestando a organizadores y participantes- niños, jóvenes y adultos entonaron canciones folclóricas y populares, con o sin acompañamiento instrumental, varias de las cuales arrancaron las palmas de los presentes y también lágrimas de emoción. Eso sucedió especialmente en dos ocasiones: cuando pasó al frente Lot Lot, de la Escuela de Educación Especial Fortabat -que cantó Somos el mundo-; y sobre el cierre, cuando un grupo de jóvenes hipoacúsicos dirigidos por Adriana Toro, mostró que también se puede cantar con las manos (y el alma), en este caso ataviadas con guantes blancos. A pura voz, patriotismo y pasión. Así pasó el Bando de Marcha Coral del Bicentenario, que se realizó en simultáneo con otras ciudades del país (iniciativa de la Organización Federada Argentina de Actividades Corales y coordinada por la UCC y el Coro Beruti); y que terminó con el Himno Nacional Argentino y todas las voces hechas una.
Un sol de voces calentó la mañana

