Once años pasaron y siete títulos ganados en el club se acomodaron en su vitrina. Buen promedio para un jugador de Primera que anda por los treinta años y que fue protagonista en el último torneo. Clemente Rodríguez debutó el 10 de diciembre del 2000 con la camiseta de Boca. Ese día le tocó perder frente a Chacarita por 2-1. Veloz e incansable, el carril izquierdo siempre fue su lugar en el mundo del fútbol. Por esa zona llegó al arco con profundidad y logró convertir goles importantes.

En ese sector de la cancha hizo su trabajo, a veces sucio en el quite y la presión, a veces limpio, con el desborde y la precisión. Por esa línea se hizo famoso y es ahí en donde reside su juego dinámico y productivo para el equipo. Los años lo llevaron a ser un jugador experimentado dentro y fuera de la cancha. Cosechó tres copas Libertadores, dos intercontinentales y dos torneos locales. Se dio una vuelta por el mundo y paró en una estación rusa para jugar en el Spartak, luego tomó un vuelo a directo a La Plata y se bajó en la cancha de Estudiantes. Pasadas esas experiencias volvió a vestir la azul y oro y a jugar en el club donde triunfó en más oportunidades.

Hace once años Clemente empezaba a escribir su historia en el profesionalismo. Hoy, con el físico intacto y las ganas de seguir ganando títulos, disfruta de su aniversario mientras sale disparado por la izquierda de la cancha queriendo llegar al área.