Ayer, se conmemoró la Noche de los Lápices, y se hizo con una intervención artística que causó temor y asombro. Seis jóvenes, vestidos de negro, caracterizaron a la muerte para recordar a los estudiantes que fueron secuestrados, torturados y asesinados el 16 de septiembre de 1976 por la dictadura militar, hecho que dio origen al Día Nacional de la Juventud. Caminaron 5 cuadras junto a los demás chicos que participaron de la intervención. Este evento fue organizo por la Juventud Militante del Partido Justicialista, y paralizó el centro. Personas de todas las edades se concentraron en la Plaza 25 para ver esta puesta en escena y hasta se tomaron fotos junto a los chicos disfrazados de muerte. Excepto los niños, que se alejaron del lugar por temor a los hombre de negro.

Ni bien los chicos comenzaron a caracterizarse, captaron la curiosidad de la gente. Algunos de los peatones que cruzaron por la Plaza 25 pensaron que se trataba de alguna protesta y otros, de una campaña de prevención de accidentes viales. Se sorprendieron cuando se enteraron del verdadero motivo de esta puesta en escena y se quedaron para ver su desarrollo.
En un primer momento, los seis monjes se sentaron alrededor de la fuente de la plaza, portando lápices gigantes y en completo silencio. Los peatones aprovecharon ese momento para tomarles una foto.
Luego, los monjes comenzaron con la caminata, acompañados por los demás miembros de la Juventud Militante. Era unos 20 en total, pero de a poco se fueron sumando más participantes. Los primeros fueron los chicos de los diferentes colegios que llegaron a la plaza y que se entusiasmaron con la propuesta.
La caminata se trasladó a la peatonal donde los monjes volvieron a escena. Esta vez se encargaron de contarle a los curiosos por qué estaban representado a la Parca.
Con paso lento, los monjes caminaron desde la Peatonal hasta la Plaza Hipólito Yrigoyen donde continuaron las actividades para conmemorar la Noche de los Lápices. Y nuevamente la caminata de la muerte causó asombro tanto en la gente que transitaba por la misma vereda como para los automovilistas que circulaban en sentido contrario y que disminuyeron la marcha para ver el espectáculo. Incluso algunos pasajeros que viajaban en colectivo aprovecharon el semáforo en rojo para fotografiar a la Parca con sus celulares. Y los monjes levantaron los lápices en señal de haber cumplido con su objetivo.