�Uno de los acusados, Daniel Gómez, pidió hablar por primera vez en el megajuicio previo a los alegatos. Y en su defensa dijo que “no soy un delincuente” sino que aclaró que actuó de acuerdo “a la ley nacional y los reglamentos militares”.
Sostuvo que cumpliendo órdenes participó en el allanamiento de la casa de la familia Guilbert, pero que nunca había participado en sesiones de torturas. Y después desacreditó los testimonios de varios testigos que le habían situado en actuaciones comprometedoras. El acusado quiso de esa forma despegarse de la comisión de los delitos que se le imputan cuando está próxima la sentencia.