�En el imaginario popular quedará como la esquina céntrica de la casona verde claro, que en el último tiempo tenía la pintura resquebrajada y que se mostraba habitualmente con sus persianas blancas bajas y una reja en su frente de no más de 50 centímetros de altura. Era una casa de dos plantas, de unos 400 m2 cubiertos, que sobrevivió al terremoto de 1944, pero que en la reconstrucción fue blanco de una expropiación de gran parte de la casona, que avanzaba hasta el boulevard de lo que hoy es avenida Libertador. Arriba había 4 habitaciones y 2 baños; abajo, un living comedor, la cocina, 5 habitaciones y 3 baños. En la última parte vivió un matrimonio de ancianos que por años se negaron a desprenderse del inmueble, pero finalmente en 2008 cambió de manos y empezó de a poco a gestarse su destino comercial.
