Cuentan que Manuel Lemos viajaba desde su La Romallosa, Galicia (España) hacia la Argentina y que en el barco entabló amistad con una monja. Aquel joven de 17 años, un indudable visionario de la industria vitivinícola, le tomó tanto cariño a esa mujer, que luego bautizó a su emprendimiento La Superiora, que al principio sólo vendía vino en Buenos Aires. En 1920, Lemos instaló una bodega gigante en Rawson y aunque en 1997 fue rematada tras décadas de esplendor, su popularidad trascendió el tiempo. Una simple muestra es que la calle sobre la que está emplazada se la conoce más como Superiora que con su propio nombre (Doctor Ortega).

A pesar de su juventud, Lemos dio sus pasos iniciales en la industria vitivinícola fundando su primera bodega en Rusell (Maipú), en Mendoza, y luego compró en un terreno en Villa Krause. La Superiora creció vertiginosamente y alcanzó a moler 17 millones de kilos de uva y elaboró 15 millones de litros de vinos finos y comunes. En su apogeo, la empresa llegó a tener 30 plantas fraccionadoras, distribuidas en distintos lugares del país. Además, contaba con 40 vagones tanques propios en el Ferrocarril Belgrano y 25 en el San Martín, elaboraba a su vez 2 millones de litros de vino oporto para la bodega licorista Saenz Briones y Cía, que luego vendía al mercado con la marca ‘Oporto El Abuelo’.

La bodega tenía un novedoso sistema de propaganda que consistía en pintar con letras grandes ‘La Superiora’ en los vagones del ferrocarril y en camiones tanques, para que se conociera el vino que llegaba a Buenos Aires. En 1931, a la flota de vagones y camiones, se sumó un avión, que pretendía eficientizar las inspecciones que Lemos hacía en las bodegas del país.

Otro hito lo alcanzó en 1936, cuando se realizó la primera exportación de extracto de uva La Superiora hacia Inglaterra.

Lemos, por su parte, era filántropo y sus acciones muy conocidas. Permitió que los obreros pudieran convertirse en socios, becaba a alumnos de las escuelas de Mendoza y San Juan y entregaba ropa y útiles en las escuelas más necesitadas. Además, fue recordada su solidaridad tras el terremoto de 1944.

Lemos falleció en Mendoza en 1946 y La Superiora siguió funcionando varias décadas después. Sin embargo, entró en decadencia y tras años de abandono, en 1997 fue rematada. El complejo, convertido a esa altura en un lugar peligroso, conoció de proyectos para reflotarlo, sin que tuvieran éxito. El año pasado, la Municipalidad de Rawson declaró a la bodega y su terreno de utilidad pública, para poder expropiarla con fondos provenientes de la soja. El objetivo es convertir el lugar en un centro cultural y deportivo.