Quienes estaban frente al escenario, y que no pertenecían a ningún colegio secundario, casi no podían moverse, respirar ni ver lo que estaba sucediendo en el escenario. Todo por las banderas gigantes que los chicos desplegaron, los miles de papeles picados que arrojaron al aire para alentar a su reina y el cotillón que llevaron para distinguirse. Esto ocurrió la noche del martes, durante el cierre de la Fiesta de la Juventud, en Caucete. Según los organizadores, 15.000 personas participaron de este evento.
A pesar del esfuerzo por hacerse oír, para los chicos de sexto año de la Escuela de Comercio Alfonsina Storni fue prácticamente una misión imposible. La fiesta llevaba dos horas y, desde que comenzó, fue la hinchada que más gritó hasta que sus integrantes se quedaron afónicos. Igual metieron bulla hasta el final con las cornetas y redoblantes que llevaron.
Los chicos del último año de todos los colegios secundarios de Caucete, además de alegría y entusiasmo durante el festejo del Día de la Juventud, también demostraron conciencia.
Confeccionaron banderas para participar de un concurso, y todas reflejaron diversas situaciones problemáticas, como el alcoholismo, la drogadicción y la violencia familiar, y consejos para salir o no caer en las mismas. Cada vez que los locutores nombraron a los colegios, los chicos desplegaron las banderas, pese a las quejas de las personas que se ubicaron detrás de ellos que, en esos momentos, no podían ver la actuación de las bandas sobre el escenario.
Finalmente llegaron dos momentos programados y muy esperados por los chicos: la elección de la Reina de la Juventud y la actuación de la Konga, ocasión en la que todos los alumnos de los colegios secundarios de Caucete volvieron a dar rienda suelta a la diversión.

