Con una sonrisa en la boca, Verónica atravesó el verde de la cancha de fútbol y se paró justo al lado del primer músico de la Banda del RIM 22. ‘Qué lindo muchacho‘, dijo, y arrancó las sonrisas de todos los integrantes de la agrupación, que se llevaron los mejores aplausos cuando terminaron de interpretar marchas y canciones ayer por la tarde, durante el festejo por el 40mo. aniversario del Hospital Neuropsiquiátrico de Zonda.

Como la tarde ayudaba, los internos de las tres clínicas privadas que habían sido invitados a compartir el encuentro, aprovecharon para bailar bajo el sol, mientras se preparaban los juegos de kermes. Había de todo: desde tiro al blanco hasta sapo. Todo preparado de manera artesanal por los propios internos del Zonda y por los enfermeros, que eran los encargados de poner orden en los juegos para que nadie se quedara sin probar suerte.

‘Yo antes era la locutora de acá, pero ahora no me animo‘, contó Mirta, mientras miraba hacia el escenario desde donde el locutor iba saludando a los invitados especiales. Familiares y amigos de los internos también fueron de la partida, para acompañarlos en un día tan particular y compartir con ellos el cumpleaños de la institución. ‘Hemos organizado todo con mucho cariño, pero siempre se escapan cosas. Igual, creo que como la idea es disfrutar, ver cómo los pacientes se divierten alcanza para saber que no nos equivocamos organizando esta fiesta de cumpleaños‘, señaló Gustavo Quiroga, uno de los organizadores. Gustavo es enfermero en el Hospital de Zonda y uno de los más solicitados por las chicas, que querían sacarse fotos junto a él todo el tiempo.

En las pausas entre juego y juego, como la música no dejaba de sonar, los locales aprovechaban para confraternizar con los visitantes a través del baile. El ritmo más pedido y más bailado fue sin duda el cuarteto, y hasta hubo quien se animó a cantarlo, mientras hacía girar a su pareja tomándola de la mano.

A la hora de los discursos, el director del Hospital de Zonda aprovechó para agradecer la presencia de los invitados (de las clínicas Modelo, Santa Lucía y León Cali) y destacó que también habían estado como huéspedes, pacientes de otros hospitales de Mendoza y de Córdoba. ‘Estas actividades de recreación son muy satisfactorias para los pacientes, porque les permiten hacer algo diferente a lo que hacen todos los días y generan intercambio con otros centros‘, expresó.

Cansados, pero sin dejar decaer el entusiasmo, todos los presentes hicieron fila para jugar. Y cuando cayó el sol festejaron, entre risas, la mala puntería de alguno, que no consiguió embocar ni un sólo disco en la boca de los gigantescos sapos hechos con papel maché.