O bajaba rápidamente de peso o su hijo entraba en lista de espera para un trasplante renal. Claudia Castro (47) había realizado los estudios de compatibilidad hace unos años y podía donarle un riñón a Martín (23), pero su sobrepeso conspiraba contra el trasplante con donante vivo. Fue así que la mujer se acercó a la Sala de Rehabilitación Cardiovascular o de Factores de Riesgo que funciona en el CIC de Villa Krause, Rawson, dispuesta a reducir sus casi 100 kilos distribuidos en 1,62 metros de estatura. Y en menos de 5 meses, adelgazó 15 kilos que le permitió conseguir el apto para la intervención. La semana que viene harán el último control y estiman que el mes que viene concretarán el trasplante, en Mendoza.

‘‘Hace unos meses, Martín sufrió una peritonitis que alteró su organismo y aceleró la decisión de hacer el trasplante. Yo pesaba casi 100 kilos y los médicos me dijeron que el sobrepeso era muy peligroso para la cirugía y que así no podían operarme. La única opción era bajar al menos 15 kilos y lo más rápido posible, para impedir que Martín entrara en lista de espera de donantes’, contó Claudia.

‘Como no tenía plata para pagar gimnasios o profesionales, me acerqué al CIC de Villa Krause, me aceptaron y realmente hicieron un gran trabajo para ayudarme’, agregó la mujer. La Sala de Rehabilitación municipal recibe a pacientes que no pueden pagar tratamientos, no sólo los referidos a cuestiones cardíacas, sino también a quienes padecen sobrepeso, hirpertensión o diabetes, totalmente gratis.

Durante todos los días, mañana y tarde, Claudia asistió a las clases de gimnasia aeróbica, cardio y nutrición. Además, complementó el trabajo con caminatas matutinas. ‘Al principio fue difícil porque me costaba mucho y me dolía todo el cuerpo. Bajaba 200 gramos por semana y había otras en las que no adelgazaba nada. Era una lucha con la balanza, pero nunca bajé los brazos’, dijo.

Martín, que nació con un riñón que nunca se desarrolló y otro con insuficiencia crónica, contó que constantemente alentaba a su mamá para seguir el tratamiento. Es que anhela hacer una vida más normal, sin la amenaza de la diálisis o la lista de espera. ‘Cuando llegué a los 85 kilos fue un gran alivio, pero igual sigo en tratamiento. Si todo sale bien, creemos que en la segunda mitad de septiembre haremos el trasplante. Ninguno de los dos está con miedo, por el contrario, tenemos ansiedad. Pese a todo lo que pasamos, me siento agradecida a Dios primero por dar a luz a Martín y segundo, porque ahora puedo darle una nueva oportunidad’, se emocionó Claudia.