Los colores brillantes de las bikinis se mezclan con el reflejo del agua y el borde celeste de las piletas. Mientras las chicas aprovechan para tomar sol, paradas o acostadas en las reposeras, los chicos se calzan los lentes oscuros para disimular las miradas indiscretas. Y la música movida les trae satisfacciones cuando las chicas no pueden evitarlo y se animan a mover un poco el cuerpo. Esa es la postal que se repite todos los días en el Del Bono Beach, que apunta a los más jóvenes para captar público, a pesar de la sequía del Dique de Ullum.

Pasadas las 16 comienza a aparecer la mayoría de los autos. Normalmente, los chicos llegan en grupo. Algunos caen con el equipo de mate listo. Otros, prefieren comprar lo que van a consumir en las barras del lugar, donde los más solicitados son los jugos naturales, las cervezas al hielo y los sánguches de jamón y queso.

Poco a poco la pileta comienza a llenarse y comienza la acción: las chicas coquetean, los chicos miran y comentan por lo bajo con sus amigos. A pesar de que hay mesas, la mayoría de los chicos prefiere quedarse cerca de la pileta, para darse un chapuzón cada tanto y, sobre todo, para tomar sol, su actividad favorita en el club.

Y cuando se los interroga sobre por qué eligen ese lugar para pasar el verano, los jóvenes argumentan con distintos motivos. Uno es la música, porque suena fuerte y hay opciones variadas, en una pileta se escucha ritmos movidos y, en la mayoría de los casos, latinos. En la otra, un grupo de djs toca marcha durante toda la tarde. Por otro lado, los chicos dicen que se sienten cómodos con la gente que va al lugar, ya que ven a chicos de su edad y tienen la posibilidad de hacer amigos nuevos. Y por otro, les gusta el paisaje y el estilo del club, con las sombrillas de paja y el verde del pasto.