�’Yo nací para estar en casa. Respeto y valoro a las mamás que trabajan, pero yo elegí dedicarme a mi hija y a mi esposo, a cuidarlos desde mi rol de ama de casa’, abrió Romina Chirino (25). Ella es mamá de Pía, de 6 años, y la maternidad la encontró cuando transitaba el último tramo de la secundaria.
‘Cuando nació Pía, todos los días la dejaba en casa de mi suegra y yo me iba a la escuela, pero la extrañaba muchísimo y aunque sabía que ella estaba muy bien cuidada, no dejaba de sentir culpa. Era como que no estaba completa, me ganaba la angustia y esa sensación de culpabilidad por no estar con ella siendo tan chiquita’, dijo la joven mamá.
Su marido, Facundo, y su familia la alentaron para seguir estudiando y terminar la secundaria. Pero una vez que lo consiguió, fue momento de pensar qué hacer: una opción era seguir en la universidad, otra era buscar un trabajo de medio tiempo y la tercera era quedarse en casa con Pía. ‘Nos sentamos con Facundo a hablar del tema y la verdad que una aspira a un título universitario o a trabajar para ayudar a la economía familiar y conseguir objetivos más rápidos. Pero el hecho de pensar que otra vez tenía que dejar a mi bebé era algo que me angustiaba. Así que decidimos: él en su trabajo, yo en la casa y responsabilidades compartidas’, relató.
Romina creció con un rol materno constantemente presente, pues su mamá también era ama de casa. Y quiere que Pía también sienta que su madre siempre va a estar para ella, desde una taza caliente para el desayuno a la corrección de los deberes o algún trabajo práctico que su hija lleve para hacer en casa. ‘Eso no implica que aspire a que mi hija siga mis pasos, ella sabe que podrá elegir qué camino tomar’, cerró.