"Recuperar y tratar de mantener de algún modo nuestras raíces, lo nuestro, es el valor principal de este encuentro", reflexionaba Sicto Palacios mientras se acomodaba el sombrero y se disponía a subir a su carro. Como él los dueños de los carruajes destacaron el valor tradicional de la 10ma Atadas de Carros Antiguos, donde brilló la vestimenta gaucha y flamearon las banderas celestes y blancas.

En su vida cotidiana son policías, comerciantes, mecánicos, docentes y hasta asesores del Gobierno. Pero en sus tiempos libres disfrutan del mundo gaucho. Ayer, se pusieron sus bombachas y camisas. Se calzaron las botas, los sombreros y los pañuelos en el cuello. Montaron los carros que restauran y conservan celosamente y salieron a revivir la tradición argentina.

"Tenemos que mantener nuestra cultura. Mi abuelo, mi viejo, tenían sus carros y yo intentó seguir sus pasos y trasladarlo a mi familia", comentó con orgullo Héctor Olivera, dueño de uno de los 60 carros que participaron del encuentro. Y después se dispuso a unirse a la caravana de carruajes que, como el año pasado, partió desde la Municipalidad de Capital y llegó al Complejo Turístico Religioso Ceferino Namuncurá, en San Martín.

Los funcionarios que participaron de la Atada también rescataron el significado tradicionalista del evento. "Retomar la tradición, las partes de nuestra historia, es lo que nos ayuda a seguir adelante. Hay que recordar el pasado para vivir el presente y saber construir un buen futuro", comentó el gobernador José Luis Gioja, antes de dar el permiso para la partida de los carruajes. A partir de ahí, la fila de caballos y carros recorrió 35 km y despertó la curiosidad y el saludo de las personas que estaban en las calles.