La escandalosa definición de la Copa Sudamericana no se le olvida jamás a Rubén. La pelea de los 10 minutos en el vestuario con los encargados de seguridad del San Pablo fue tremenda. “Yo creo que quisieron achicarnos de entrada nomás y la pelea se desató cuando volvimos en el entretiempo. Ellos estaban molestos porque habíamos hecho el precalentamiento en el campo de juego y eso no gustó. Nos apuraron, nos pegaron y terminamos reaccionando todos. Fueron 10 minutos tremendos, y después llegó la Policía que entró a pegarnos como locos. A mí me golpearon al igual que a varios de mis compañeros. Entonces el cuerpo técnico y algunos referentes del plantel decidimos no volver a jugar. No podíamos hacer nada. Estuvimos dos horas esperando para poder salir del estadio, luego fuimos a la comisaría y recién a las 4 de la mañana llegamos al hotel, y a las 5 ya partimos de regreso a Buenos Aires. Fue una pesadilla”.
