Media hora es lo que necesitaron los gauchos para vestir a sus caballos una vez que llegaron al predio José Dolores en Médano de Oro. Ese es el tiempo mínimo que requieren para dejarlos bien preparados para las corridas y las montas, explicaba uno de ellos mientras apretaba los estribos y la montura. Entre centenares de animales juntos en un corral antes de que comenzaran el desfile y las destrezas criollas del Festival Mayor de Doma y Folclore, los jinetes ensillaban a los suyos como podían y también se encargaban de sus retoques personales acomodando sus cintos, bombachas y botas.

Pasadas las 20 horas las brazas debajo de las parrillas ya estaban bien prendidas, los chivos y las puntas de espalda ya estaban aliñados y los mozos y cocineros preparaban las mesas y las demás comidas típicas. A unos metros, en el patio de artesanías, los puesteros acomodaban apurados las conservas, los dulces, las prendas gauchas y la mercadería. Y al frente, en el patio de juegos para niños, el castillito ya estaba inflado, los cuatriciclos estacionados en el circuito y los toros mecánicos listos para la llegada de los niños.

Mientras tanto, ya estaba abierta la entrada al público en general, que no paraba de entrar con sus reposeras y conservadoras luego de hacer fila en sus autos varios metros antes de la entrada al predio para presenciar el ya tradicional festival gaucho.