El predio donde Rivadavia hace su Fiesta de las 2 Puntas, parecía un campo de batalla. Todos los chicos tenían la cara pintada. Los pintaron de diferentes colores, y según la edad, para organizar las actividades y que ninguno se quedara sin participar. Algo que al principio pareció imposible ya que más de 2.000 pequeños asistieron al festejo del Día del Niño que realizó ayer el municipio. Lo mismo hicieron los de Santa Lucía y Chimbas, donde también hubo chocolate, juegos, regalos y espectáculos para los chicos. Los tres festejos contaron con un plus: un día primaveral.

Pese a las muchas actividades organizadas, los niños de Rivadavia se coparon con las competencias de habilidad y destreza física, en las que participaron pese al calor de la siesta.

Por su parte, los chicos que concurrieron a la fiesta que el municipio de Santa Lucía organizó en la plaza, prefirieron demostrar su habilidad para bailar, luego disfrutar del chocolate. Sin vergüenza, tanto nenas como varones, invadieron el escenario ni bien el payaso Lunarcito lanzó el concurso de baile. Hasta los pequeños que quedaron en la escalera del mismo, por falta de espacio, se movieron al compás de la cumbia, pero sin participar. El jurado era el público presente que necesitaba ver claramente cómo bailaba cada uno de los participantes para poder elegir al mejor.

En esta plaza participó sólo un centenar de niños santaluceños ya que, simultáneamente, hubo fiesta del Día del Niño en la plaza Balcarse, en el Club Unión de Alto de Sierra y en la Unión Vecinal del barrio San Lorenzo.

En la villa Seminario, de Chimbas, ni el escenario repleto de bicicletas esperando ser sorteadas, ni el anuncio del comienzo de la función de títeres lograron que los chicos interrumpieran su partido de fútbol.

Transpirados por el Sol que daba de lleno sobre sus cabezas, no se tomaron ni un recreo para refrescarse con la gaseosa que repartían gratis. La mayoría de los chicos se concentró sobre la calle Gastrier donde, en fila de dos, se colocaron 20 metegoles. Y donde, de manera espontánea, los pequeños organizaron campeonatos con premios incluidos. Los ganadores se llevaban de trofeo los caramelos que sus contrincantes recibieron cuando llegaron a la fiesta.