Un salón humilde en forma de rectángulo, que forma parte de la casa de Estela González, la promotora del Taller Comunitario Jerusalén, es el punto de encuentro de una treintena de mujeres a las que se suman algunos de sus niños más pequeños. Apretadas, con calor, una sentada junto a la otra, ellas cocinan, seleccionan ropa y arman y cosen los trajes para que sus hijos usen en sus murgas de carnaval. Así, en el Lote Hogar 61, este grupo de mamás se hace tiempo para todo y se dedica a diario a ayudar a sus familias y a otras más carenciadas.

Se juntan por la mañana temprano y por la tarde y, dentro de poco, cuando se acerquen más los festejos de carnaval, aseguran que también lo harán por la noche hasta la madrugada. Ese es el tiempo que estas mujeres invierten en las actividades del taller. Y sólo se trata de una parte del trabajo que tienen todos los días, ya que el resto del día lo destinan a las tareas del hogar.

Así recolectan ropa para donar y la arreglan antes de entregarla, hacen repostería y panadería para vender y para que coman en sus casas, y hasta diseñan y cosen los trajes que sus hijos usan en la comparsa que han formado. En el equipo también participa un grupo de mamás adolescentes que se dedica al arte culinario. "Lo que buscamos es que se interesen más por la familia", comentó Estela al mismo tiempo que muestra unas bandejas con las roscas preparadas por las jóvenes.

Se trata de un curso de cocina y repostería proveniente del Ministerio de Desarrollo Humano para ayudar en la contención de las chicas que tienen hijos cuando aún son demasiado jóvenes. Estela hace de intermediaria y les provee los insumos (con la plata que le dan del Ministerio) y dicta la teoría para que las jóvenes hagan todo tipo de comidas para alimentar a sus familias y hasta para vender. "Pudimos festejar el cumpleaños de 15 de mi hija porque hicimos toda la comida nosotras solas", comentó una de las mamás.

Estas niñas junto al resto de las mujeres se encargan de varias actividades: además de recolectar por el vecindario y entre los conocidos ropa para donar, la seleccionan y la arreglan para que queden en buen estado antes de regalarla. Eso sin abandonar las tijeras, el aguja y el hilo para hacer los trajes murgueros de sus hijos, que forman un grupo de más de 40 niños y que bajo el nombre "Todo por los Niños", salen a bailar en todas las fiestas de carnaval a las que los convocan.