A las 6.30 de la mañana de ayer, las porteras de la Escuela Avellaneda, de Chimbas, llegaron a limpiar el edificio, tras las elecciones del domingo. Y se encontraron con un detalle que les llamó la atención: había una gran cantidad de rollos de boletas de distintos colores, en las aulas. Mientras las seis mujeres limpiaban pisos, levantaban basura y desinfectaban baños, se les ocurrió una idea para aprovechar el papel y sacar un beneficio. Decidieron venderlo a una recicladora y usar el dinero para comprar líquido para los lampazos de la escuela.

Los rollos de boletas abandonadas en las aulas tras las internas del domingo pasado, fueron una constante en las escuelas en las que se votó. Muchos de los porteros comentaron que nunca habían encontrado tantos votos tirados (ver aparte).

“Mire esta cantidad de votos, es un desperdicio”, dijo Rosa Suárez con un gran rollo de votos azules y debajo de su mano se veía una carretilla en la que juntaron dos bolsas negras repletas de boletas.

Las mujeres contaron que al verlas, empezaron a analizar qué podía hacer con ellas. Después de charlar un buen rato se les ocurrió venderlas. “La escuela es grande y los lampazos están secos. Pensamos que lo mejor sería vender el papel y comprar gasoil para renovar los lampazos con las moneditas que juntemos”, comentó Rosa.

Por otra parte, el grupo de mujeres contó que no encontraron la escuela muy sucia ayer por la mañana. “Por suerte estaba mucho más limpia que en otras elecciones. Hasta los baños estaban en buenas condiciones”, contó Lilia Manzano, otra de las porteras de la Avellanada.

Gracias a eso, sólo unos minutos después de las 11, las porteras se pusieron las camperas, buscaron sus respectivas bicicletas y cerraron el portón del edificio, que ya estaba listo para albergar nuevamente a los alumnos.