Están cansados de que les roben y que sus hijos corran peligro mientras duermen o juegan en el patio de las casas. Y ante esta situación se autoconvocaron para equiparse contra la inseguridad. Por eso ya llevan gastado cerca de 9.000 pesos. Es que compraron cámaras de seguridad, alarmas comunitarias y silbatos de policía. Se trata de unas 20 familias que viven por la calle José Martí, entre Córdoba e Ignacio de la Roza, en Capital. Además, tienen guardia privada.

Hace unas semanas una de las familias fue víctima de un violento robo. Cerca de las 9 de la mañana, tres hombres encapuchados ingresaron a una casa. Amenazaron a la gente con armas de fuego y les robaron prácticamente todo. Días después, la familia Rosés llegó a su casa y encontró que las ventanas de las habitaciones estaban violentadas y que faltaban muchas pertenencias. Este robo fue el tercero en la misma casa. Lo mismo le sucedió al resto del vecindario, a lo largo de dos cuadras. Todo, a pesar de que la mayoría tenía viviendas con alarmas y alambres de púa o serpentinas en todas las paredes.

Hartos de esta situación, decidieron reunirse y tomar medidas para protegerse entre sí. Primero se reunieron para conocerse, ya que la mayoría ni siquiera sabía el apellido de sus vecinos. Y luego de varios encuentros acordaron tomar algunas medidas para prevenir los robos. Para eso, primero reunieron dinero y compraron silbatos de policías, que les costó cerca de 15 pesos cada uno, y los usan para alertarse entre sí. Los hacen sonar si ven a algún sospechoso. A la vez, gastaron casi 7.000 pesos para comprar dos cámaras de seguridad que están orientadas hacia la calle. También compraron un sistema de alarma comunitaria que el vecino activa desde su casa con un control, y que costó 1.800 pesos. A esto se sumó que contrataron seguridad privada para hacer rondas durante todo el día porque muchas casas se quedan solas.

Y para sentirse más seguros, también hicieron una lista con los teléfonos de los vecinos por cualquier emergencia.

“Fuimos a la Policía para preguntar si la cuadra era una zona liberada, y nos dijeron que en todos los barrios pasa lo mismo”, dijo Carina Rosés, una de las vecinas que encabezó la movida a la que bautizaron “Estado de Alerta Comunitaria”.