Todos las semanas 5 mujeres se reúnen a cocinar. Hacen buñuelos y bizcochuelos, además de empanadas y pizzas, todo con un condimento especial: los preparan para que puedan ser consumidos por personas que padecen celiaquismo, diabetes o hipertensión. Ellas cuentan que cumplen dos funciones, por un lado venden los alimentos más baratos que el comercio; por otro, usan lo que recaudan para ayudar a distintas familias.

Son Sandra Fernández, Susana Álvarez, Rosa Castillo, Hilda Sander y Rosa Moya, vecinas de Alto de Sierra, en Santa Lucía, que colaboran con la parroquia Nuestra Señora del Valle. Trabajan con Cáritas y serán las destinatarias de una campaña realizada por esa institución y un supermercado (ver aparte). Así, buscan alcanzar un sueño: conseguir un horno pizzero para incrementar su producción.

Hace 2 años, el grupo de mujeres de entre 41 y 69 años, comenzó a trabajar con Cáritas. ‘Buscábamos la manera de conseguir dinero‘, explicó Sandra Fernández. El marido de Sandra es diabético, por eso, la mujer conocía algunos secretos de la cocina sana. Además, investigaron cómo se prepara la comida para cada enfermedad. Luego, pusieron manos a la obra.

DE DOMICILIO EN DOMICILIO

Las cocineras santaluceñas venden sus productos todos los fines de semana en sus casas, llevan pedidos a domicilio y ponen su puesto en la parroquia cuando hay festejos. ‘Tratamos de vender lo más barato posible. Por ejemplo, un bizcochuelo para celíacos cuesta unos 30 pesos en el comercio, nosotras lo vendemos a 16‘, contó Sandra. Luego, juntan lo que ganan y compran leche, azúcar, pañales y medicamentos, que reparten todos los lunes en la parroquia, a unas 15 familias por vez.

‘Cocinamos en nuestras casas. A algunas cosas las hacemos en un horno de barro y a otras, en los hornos a gas. Queremos el horno pizzero porque es más grande y podríamos producir más‘, explicó Sandra. Así, las cocineras esperan que la campaña dé frutos, para ampliar su producción y ayudar a más gente.