"El terreno de la Circunvalación es muy ripioso, por eso los árboles, por más verdes y sanos que estén, se caen con un viento fuerte porque no tienen un buen anclaje". De esta manera, Lucio Gómez, responsable del área Espacios Verdes dependiente del Ministerio de Infraestructura, se refirió a la caída de 5 árboles en esta zona a consecuencia del viento del domingo pasado. La situación tomó mayor relevancia luego de que ayer el mismo funcionario diera a conocer públicamente que el viento Zonda del mes pasado arrancó 14 árboles en el anillo. Y también por problemas de suelo. Pero por su parte, Edgardo Chávez, del área de Forestación de la Subsecretaría de Medio Ambiente, dijo que no quiere contradecir a nadie, pero que "seguro hubo más factores que influyeron para que ocurrieran estas caídas". Y esta postura fue apoyada incluso por un especialista del INTA. El ventarrón del Sur del domingo arrancó un total de 76 árboles en el Gran San Juan.

Tres aguaribay, un eucaliptus y un ciprés fueron los ejemplares de la Circunvalación que quedaron en el suelo por no poder soportar las ráfagas de 100 km/h del domingo anterior. Curiosamente no estaban enfermos ni secos como los 153 árboles que el viento Zonda del mes pasado arrancó de raíz. Esta vez fueron las características del suelo las que les jugaron en contra.

"Se usó ripio para construir las lomas de la Circunvalación y por lo tanto el suelo quedó con pocas condiciones de compactabilidad, lo que dificulta que las raíces tengan un buen agarre -explicó Gómez-. Sobre todo cuando se trata de grandes ejemplares con copa frondosa que ante cualquier viento se inclinan por el peso. Creo que se debería haber tenido en cuenta estas características del suelo antes de forestar la Circunvalación".

Frente a estas declaraciones, Edgardo Chávez, de Medio Ambiente, dijo que desconoce si se hizo un estudio del suelo de la Circunvalación previo a la forestación, porque él no era funcionario del área cuando se decidió hacerla. Pero que, de todos modos, no cree que el suelo ripioso sea la única causa de la caída de estos árboles. "Si fuera culpa del suelo, los fuertes vientos que corren a menudo en San Juan no habrían dejado árboles en pie en la Circunvalación -sostuvo el funcionario-. No quiero contradecir a nadie, pero hay que ser muy cauto en lo que se dice porque un árbol puede estar muy verde y sano por fuera, pero podrido por dentro. Deben confluir varios factores para que un ejemplar se caiga".

Lo mismo opinó Juan Manuel Raigón, ingeniero agrónomo del INTA, quien sostuvo que un suelo poco compacto por sí solo no es causa suficiente para que los árboles sean vulnerables a los ventarrones. Y que no se puede hablar de generalidades. Explicó que si fuera por el terreno ripioso de la Circunvalación los primeros en caerse con los vientos fuertes habrían sido los árboles más jóvenes, cuyas raíces aún no alcanzan las profundidad necesaria, y no los árboles viejos que ya están anclados al suelo. Sostuvo que antes de apurarse a dar un diagnóstico hay que analizar cada caso y otros factores que pueden confluir con lo ripioso del suelo para propiciar una caída, como es la humedad del terreno o el desarrollo deficiente de las raíces.