"Victoria es una bailarina maravillosa, aprendí mucho de ella. Cuando se cerró el Ballet Argentino y vino a hablarme, yo no tenía un sitio para ella en ese momento. Generalmente tomamos gente salida de nuestra escuela o muy joven; pero además los puestos estaban totalmente dados. Sólo tenía un puesto de aprendiz, que es para alguien que acaba de salir de la escuela, o un bailarín muy talentoso que ni siquiera salió todavía. Le dije que nunca tomé a una persona tan formada como ella, con su experiencia, y que tampoco tenía un lugar. Le ofrecí lo único que había, el contrato de aprendiz, que gana muchísimo menos, pero como para que hiciéramos la experiencia juntos… Victoria venía de una compañía clásica y ésta era contemporánea, pero no tenía que probarla, la conocía. Y aceptó. Cuando la veía trabajando, como trabaja ella, me daba vergüenza ajena que estuviera de aprendiz. A los pocos meses sucedió que una excolega suya de segunda categoría, que también venía del Ballet Argentino, pidió irse, y entonces la pude ascender. Y al año siguiente ya estaba en primera categoría. Victoria es una de las bailarinas más brillantes que tiene la compañía, donde hay muchas bailarinas brillantes. Yo le agradezco que aceptara aquel lugar, donde estuvo 4 o 5 meses. Y agradezco a la otra chica que me dijo que se iba y me quedó el lugar para ella.
Victoria es muy dramática, tiene una fuerza impresionante, es una bailarina de un carácter y personalidad sumamente fuertes y a mí me conmueve cómo se juega y se apasiona con lo que está haciendo. Es impresionantemente musical. Y cuando la veo bailando mis obras me siento absolutamente identificado, es como estar yo bailando. Ella tiene una fuerza impresionante, es de las más fuertes que hemos tenido en la historia de la compañía. Para mí es un placer’.
