Emilio Molina llegaba cansado al refugio, con frío y hambre. Caminaba a unos 4.350 metros de altura, en pleno cerro Mercedario, cuando sintió gritos y risas, y vio chicas rubias correteando en bikini, entre la nieve y unas carpas. El guía de montaña sanjuanino, que integraba una expedición de ascenso, creyó que estaba ante una visión surrealista, producto quizá de la falta de oxígeno en su cerebro por la altura. Pero nada de eso. Todo, aunque no podía creerlo, era verdad. Un grupo de montañistas suizos se encontraba en el refugio Cuesta Blanca bañándose nada menos que en una pileta con agua caliente, a la que, aún careciendo de burbujas, le llamaron jacuzzi. Sucedió hace unas semanas y los suizos así se convirtieron en los primeros en armar una pileta de este tipo en el Mercedario. Tres días después, repitieron la aventura, pero más alto aún: lo hicieron a 5.163 metros, por lo que, aseguraron, es una marca mundial.

La idea de armar jacuzzis en las montañas nació en 2001, cuando a dos hermanos suizos se les ocurrió hacerlo en los Alpes. Tuvo tanto éxito que los empezaron a imitar, hasta que en 2009 crearon la llamada Asociación Jaccuzzi, que tiene una junta anual y sus miembros publican sus logros en la página www.jaccuzzi.ch. En ese sitio tienen documentados 163 piletas armadas en distintas montañas del mundo, incluida ahora la del Mercedario.

Fueron 11 suizos los que llegaron a San Juan, entre varones y mujeres, y de acuerdo a los sanjuaninos que los encontraron y a la publicación en el sitio web, la idea original de los europeos era instalar el jacuzzi en el Aconcagua. Pero cuando se encontraron con el aumento en la tarifa por escalar la montaña mendocina (700 dólares), decidieron hacerlo en el Mercedario.

Alquilaron varias mulas para transportar los elementos, incluidas tres garrafas de 15 kilos cada una. Las mulas llegaron al campamento El Salto, a unos 4.150 metros de altura, y desde allí, los europeos portearon toda la carga, en varios viajes, hasta el refugio Cuesta Blanca, a unos 4.350 metros. El armado del jacuzzi fue en enero pasado y requirió de paciencia y práctica, aunque no fue un proceso complejo (ver aparte).

"Cuando vi todo eso me quería morir. No podía creerlo. ¡Un jacuzzi en medio de la montaña! Me acerqué a saludar y una pareja de suizos me atendió en perfecto español. Me contaron todo y me invitaron a meterme, pero al principio no acepté. Después nos vinieron a buscar a las carpas y con un grupo de sanjuaninos nos dimos el gran gusto. Yo estuve dentro del jacuzzi una hora, más o menos. El agua estaba a 40 grados y afuera hacía 10 grados bajo cero. Fue una experiencia única", contó Emilio. "La verdad, no se puede creer lo locos que están. Son muy divertidos y en la hora que estuve en la pileta intercambiamos mate y dulce de leche por chocolates suizos", agregó el guía sanjuanino.

Luego, los europeos desarmaron todo y se encaminaron a la cumbre, a 6.770 metros. Durante tres días intentaron llegar a la cima, pero un temporal de viento y nieve se los impidió. Para no quedarse con las manos vacías, los suizos pudieron armar el jacuzzi en el refugio Pircas de los Indios, a 5.163 metros de altura y entre glaciares. Es más, en el sitio web de su asociación publicaron una foto con el registro de altura en un GPS, por lo que finalmente lograron su curioso y alocado récord.