Una mamá de 35 años atraviesa momentos de mucho dolor por la dramática situación que envuelve a su hijo de 16 años. Tiene problemas de adicción y cada vez que consume, se autoagrede. Esto ha motivado que lo internen en el hospital, que ingrese a un programa de adicciones pero como estos tratamientos son voluntarios, nunca se recupera y en reiteradas oportunidades, se ha escapado.

En diálogo con Diario de Cuyo, V. (como la mencionaremos a la madre del adolescente para preservar la identidad del menor) contó que su hijo se droga desde hace cuatro años y que se da en simultáneo cuando comenzó a juntarse con un grupo de chicos, además de dejar por completo la escuela. “Terminó 6to grado y no quiso ir más. Desde ahí todo fue negativa por parte de él. Noté que pasaba algo raro cuando comenzaron a faltar cosas de la casa y cuando ya no tenía nada más para llevarse, empezó a robar. Tiene causas penales por eso”, expresó apenada.

V. asegura que no es agresivo y que cuando roba lo hace para consumir. “No es violento con nadie pero mi mayor temor es que cuando consume parece que tiene el valor de autoagredirse. Se lastima mucho y tengo miedo que una vez termine con su vida”, destacó.

El menos vive con su madre y dos hermanos más chicos que él por lo que en el programa de adicciones, le pidieron a su madre que dejara el trabajo para dedicarse a él por completo. “Estoy desempleada porque me tengo que quedar en casa a cuidarlo pero ya le han diagnosticado problemas psiquiátricos y es más grave aún“, amplió.

El primer episodio ocurrió hace dos años cuando el joven tenía 14 años y su mamá denunció que consumía drogas mientras que el último ocurrió este lunes en la madrugada, alrededor de las 4. “Se cortó con un maquinita de afeitar y la ambulancia lo llevó al hospital cerca de las 7. No lo internaron, lo tuvieron en una camilla donde se durmió y a las 12.50 lo pasaron al área de psiquiatría. Con el suero colocado, igual se escapó. Llegó el martes en la madrugada a mi casa”, dijo angustiada y remarcó que busca desesperadamente ayuda.

“Él voluntariamente no va a internarse en un programa de adicciones. Se va. Y yo tengo miedo que acabe con su vida porque sé que es lo único que tiene en mente”, solicitó afligida.

El adolescente no va a la escuela, vive inmerso en el mundo de las drogas y la delincuencia, ya que su objetivo es obtener dinero para consumir y su madre sostiene que ha agotado las instancias de diálogo con él para que pueda recibir ayuda profesional. “No quiero que la droga mate a mi hijo. Necesito que me escuchen”, cerró.