Una nena de 6 años llamada Dana Celeste Velázquez fue atropellada el día 5 de este mes en Chimbas y desde entonces todo es cuesta arriba para sus padres, dos cartoneros que tuvieron que vender hasta sus zapatillas para costear los gastos diarios que implica tener una hija internada, sin contar que además tienen otros 6 hijos.

Ricardo Velázquez (38) y Yésica Olmos (31) se llaman los recolectores de cartón, aluminio, vidrio, chatarra y otras cosas que, debido a la internación de la menor, no pueden salir a cirujear ya que se turnan para cuidarla. Entonces, como no entra nada de dinero, empezaron a vender varias cosas de su casa, como aparatos, muebles, ropa e incluso sus zapatillas. “Ya no sé qué más vender. Lo que más me dolió fue liquidar el tele de Dana, el que tenía en su pieza. Pero bueno, fue necesario para costear todos los gastos que tenemos”, dice el padre mientras muestra las únicas zapatillas que le quedaron, unas blancas con la punta rota.

Ricardo Velázquez cuida a su hija en el Hospital Rawson todas las noches.

Dana fue arrollada en la noche de ese miércoles mientras jugaba con una prima de 9 años y otros niños en la plaza del Barrio Los Toneles, cerca de su casa. Las dos nenas fueron alcanzadas por el Fiat 147, pero la menor fue la que se llevó la peor parte. Yésica recuerda que se encontraba limpiando su hogar, con la ayuda de su pareja, cuando de un momento a otro empezó el infierno. “Escuchamos un golpazo, pero no le dimos pelota. Hasta que entró mi nena, la más grande, y nos dijo que la habían matado a la hermana. Salimos corriendo”, cuenta la mujer. “Yo intentaba correr pero me caí cinco veces, de la desesperación. Cuando llegué a la placita la vi a mi hija tirada y pensé que estaba muerta”, agrega Ricardo.

El conductor del Fiat 147 se dio a la fuego luego del impacto en la plaza.

Dana había quedado bajo el auto. El conductor, un joven identificado como José Agustín “Perrito” Balmaceda (22), se había dado a la fuga. “Unos vecinos la sacaron y la dejaron ahí acostadita. Estaba consciente pero por momentos se desvanecía. Me decía: ‘Me chocó el Perrito, me chocó con el auto’. Ahí nomás paré a un auto y la cargué”, relata el padre.

La nena fue llevada al puesto de salud de la Villa El Salvador y desde ahí trasladada al Hospital Rawson, donde continúa internada. Además de golpes y cortes en casi todo el cuerpo, tiene fracturas en la pierna izquierda y en el hombro izquierdo, por las que está totalmente inmovilizada. Hoy va a ser operada: le van a colocar dos prótesis gestionadas a través del Gobierno provincial. “Agradecemos mucho la ayuda. Solo esperamos que todo esto pase rápido y que pueda ponerse bien. Yo todos los días que vengo, la veo así y me duele un montón, se me corren las lágrimas”, admite el padre. “Yo me meto a llorar al baño de la habitación, no quiero que ella me vea porque se da cuenta que sufrimos. Mis otros hijos la llaman todo el tiempo, la extrañan un montón”, añade la madre.

Dana Celeste Velázquez tiene 6 años. Hoy será operada.

Además del dolor y la angustia, la pareja dice estar con mucha bronca contra el “Perrito”. “Lo conozco desde niño pero está todo mal. No puede andar así por el barrio, a esa velocidad. Encima lo han soltado. Es mentira que se le ha salido una rueda o que se le cortaron los frenos… andaba haciendo picadas”, afirma Ricardo con impotencia. “Encima se las tomó, no fue capaz de quedarse en el lugar y hacerse cargo de lo que había hecho. Después me pedía perdón en la comisaría cuando lo sacaron en la cara mía. Yo le dije que no le iba a perdonar nada porque lo que le ha hecho a mi hija no tiene perdón ni de Dios. La podría haber matado”, apunta Yésica y su pareja la interrumpe: “No me la mató de pedo. Mi hija está hecha pelota. Le duele todo. ¿Sabés lo que es ver a un hijo con los ojos morados, los brazos morados y las piernas moradas? Tiene puntos por todo el cuerpo. Y se acuerda de todo, todo el tiempo habla del choque. Le va a quedar un trauma”.

Los padres de la nena internada son cartoneros.

Los padres cuentan que, mientras ellos están juntos en el hospital en los cambios de acompañante, sus otros 6 hijos quedan al cuidado del mayor, que tiene 14 años, hasta que uno de ellos llega al hogar. Ya llevan casi dos semanas con esa rutina agotadora, que encima no les permite salir a buscar el sustento diario. “Salimos caminando, tenemos un carro donde cargamos lo que encontramos. Pero esto nos ha arruinado. No podemos salir a trabajar y ya gastamos todo de lo que vendimos. Estamos sobreviviendo con chauchas”, lamenta Ricardo mientras su pareja baja la mirada para contar entre lágrimas que le tuvo que pedir plata a su hermano para poder cargar la Sube, sino no iba a poder trasladarse hasta el hospital.

 

Alias para ayudarlos: velazquez123. (con un punto al final, a nombre de Olmos Yesica Elizabeth – Mercado Pago).