El cambio de las lámparas de sodio por led, como se ha venido realizando en los últimos tiempos, no debería ser motivo para que las farolas del alumbrado público permanezcan encendidas en varias calles del departamento Rivadavia. Se ha podido observar, en estas últimas semanas, que en numerosas arterias, especialmente de la zona Norte del departamento, cercano a sus límites con Capital y Chimbas, que es donde están los barrios Sargento Cabral, Aramburo, Villa Lourdes y Villa Pontoriero, entre otras hay al menos una o dos farolas encendidas por cuadra lo que representa un derroche de energía eléctrica y un gasto innecesario para el municipio que debe pagar por el sistema de alumbrado público.

Sucede que el alumbrado público, pensado para garantizar seguridad durante la noche, se ha convertido en motivo de queja en distintos barrios de Rivadavia al advertir los vecinos que varias farolas permanecen encendidas durante todo el día, generando un evidente derroche de energía eléctrica.

Aseguran que el problema no es nuevo, pero en un contexto de crisis energética y de aumento de tarifas la situación genera malestar.
Se sabe que estos inconvenientes suelen estar motivados por fallas en los sistemas automáticos de encendido, a temporizadores desprogramados o a cortocircuitos que obligan a mantener circuitos completos en funcionamiento para evitar que queden sin luz durante la noche.

El derroche no solo implica un costo económico para el Estado, que paga el consumo de la red de alumbrado, sino también un impacto ambiental por el gasto innecesario de energía. La solución puede llegar con mejorar el mantenimiento, agilizar los sistemas de control y apostar a tecnologías más eficientes como luminarias con sensores de luz natural.