En la firma Granja Pocitana no sólo están abocados a hacer un buen aceite de oliva y a tener abundantes cosechas de aceitunas y almendras. Desde hace algunos años ya, están enfocados en hacer una mejor empresa al servicio de la sociedad, al menos, accesible para todos. Evidentemente lo están logrando y hasta se podría decir que son uno de los pocos establecimientos rurales accesibles de la provincia, si no el único. Basta solo con mirar los avances arquitectónicos dentro y fuera del establecimiento productivo y todas las adaptaciones que han hecho para que las personas con sillas de rueda o con dificultades para movilizarse puedan circular con comodidad y seguridad. Semejante concepto de turismo accesible fue tenido en cuenta por la Fundación Plan 21, una ONG internacional con sede en Colombia que brega por abrir las puertas para todos sin distinción alguna. Recientemente los distinguieron como referentes en el tema.

"Este premio es una palmadita en el hombro, es que nos digan que estamos haciendo las cosas bien, que vamos por el camino correcto", resume las sensaciones de los últimos días Bettina Moral, quien está al frente del establecimiento que crearon sus antepasados hace 24 años, los que llegaron de España con olivos para implantar en Pocito. Ella es parte de la cuarta generación de productores y quien recibió la novedad del premio que la llena de entusiasmo y energía para seguir proyectando en este sentido. "Cuando comenzamos con esta idea de accesibilidad pocos nos apoyaban. Nos decían que las personas con discapacidad no visitan los establecimientos rurales. Y, ahí caímos en la cuenta que es porque no están adaptados o creados para brindarles opciones según sus necesidades. Por eso decidimos trabajar y potenciar una alternativa de turismo accesible", agrega con orgullo. Está feliz por el premio, pero reconoce que lo que más la satisface es ver la emoción de la gente que puede deambular sin problemas, en sillas de rueda por los olivares. Es lo mejor de la experiencia con la naturaleza. 

Visitas con la nueva normalidad. Para hacer la visita hay que usar barbijos y colocarse alcohol
en gel.

Primeros pasos


Una visita inesperada fue la que los hizo pensar en la necesidad de ampliar horizontes y ofrecer todo tipo de experiencia a las personas que llegaban al lugar a conocer las instalaciones y buena parte del proceso productivo. Fue un día de invierno de hace unos años ya, según recuerda Bettina Moral, cuando una familia numerosa fue al lugar. Bajaron todos del auto menos una señora. Al preguntarles la razón de por qué no los acompañaba le dijeron que era incómodo para ella porque estaba en silla de ruedas y que ya había sido complicado llevarla. Esa respuesta fue una cachetada en parte y un abrir de ojos por otro.


"Esa familia fue un disparador, un envión para el camino que tomamos, para empezar a pensar en toda la comunidad, no sólo en el turista común. Al fin y al cabo, uno nunca sabe las huellas que nos dejan las personas, a veces sin saberlo ni proponérselo. Hay que mirar y escuchar a la gente que es la que te va ayudando y guiando", reflexiona la empresaria que ya se ha propuesto no dejar de lado a las personas con discapacidad visual (para eso han adaptado todo el recorrido y la ubicación del mobiliario evitando que hayan objetos que obstruyan caminos) y más adelante proyectan en incorporar el aprendizaje de lengua de señas para dar respuesta a la comunidad sorda o con disminución auditiva.

Circuito adaptado. Desde el estacionamiento hasta los interiores del establecimiento cumplen con la normativa para garantizar la accesibilidad de las personas con discapacidades motrices e inclusive para aquellos que tiene eventuales problemas como por ejemplo moverse con muletas.

La gran obra


Las primeras acciones las dieron en 2016 con ayuda del Emprendedor Turístico, un subsidio del Ministerio de Turismo y Cultura local, al que volvieron a acceder en otra oportunidad, unos años más tarde. "Comenzamos por el interior del establecimiento, Paso a paso hicimos mejoras y adaptaciones en las aberturas y pasillos, construimos un baño nuevo para discapacitados y un salón de usos múltiples para la cata del aceite y actividades de difusión del consumo de este producto. También armamos una cocina accesible. Esto quiere decir que si en algún momento podemos incorporar a una persona con discapacidad, podrá trabajar sin ningún inconveniente. Todo el circuito está al mismo nivel, no hay ningún escalón o rampas que se asocian siempre al tema de accesibilidad. Nuestro slogan es que si es accesible, es para todos", detalla.

Entre el 2017 y el 2018 las acciones estuvieron puestas en el circuito exterior y un estacionamiento acorde a los requerimientos, esto significa que debe estar lo más próximo posible al acceso principal para evitar grandes traslados y que debe tener lugar suficiente como para que al abrir la puerta del auto, el equipamiento (como sillas de ruedas) no se golpee con otro vehículo o tengan las dimensiones para poder moverse con facilidad, entre otras medidas estandarizadas por la normativa vigente. "Esto nos habilitó a que llegue una persona con discapacidad motriz, descienda del auto y pueda hacer el circuito sin necesitar asistencia. A fines 2019 y principios del 2020, nos presentamos al Fondo de Desarrollo Turístico del Ministerio de Turismo de la Nación y eso nos permitió terminar el proyecto con todo el circuito accesible para toda la familia. Esto quiere decir que una persona en sillas de rueda, o con bastón, o hasta una mamá o papá que trae un bebé en cochecito puede llegar al pie del olivo para realizar una cosecha o poda, dependiendo de la época, por sí mismo y sin necesitar asistencia. Esto es así porque se han hecho caminos pavimentados, sin rampas ni desniveles, hasta las plantaciones", explica.


No conformes con estos avances quieren ampliar la propuesta. Sueñan con un centro de entretenimiento o recreación, que es ni más ni menos que un circuito de poco más de un kilómetro, emplazado en un callejón interno, con un recorrido previsto para hacerse en bicicletas, incluyendo un triciclo con un cómodo asiento para trasladar a quienes no pueden caminar. Están próximos a comprar las primeras unidades, para poder habilitar ese espacio. "La idea es que lo disfrute toda la familia y nadie quede afuera", cuenta la mujer que está en contacto a través de las redes con varias ONGs como la plataforma sivoy que trabajan por la accesibilidad y a través de la cuál va encontrando respuestas a sus inquietudes.

Visitas sin límites


El establecimiento productivo ubicado en Autopista San Juan-Mendoza (ex Ruta Nacional 40), entre calle 13 y 14, en Pocito, abre de lunes a sábado de 10.30 a 17.30 horas. La visita guiada incluye un paseo por un museo al aire libre de maquinaria olivícola y herramientas antiguas, los relatos de leyendas de la zona y sobre la familia que hizo florecer el emprendimiento, un recorrido por las plantaciones de las variedades Frantoio, Changlot Real, entre otras variedades, las que en algunas oportunidad pueden cosecharse a mano, invitación que le hacen al visitante. También se puede ver en vivo y en directo cómo es el manejo de la producción de aceitunas, cómo se realiza la cosecha y la poda, cómo es el sistema de riego utilizado en distintas etapas según la tecnología que se aplique y la elaboración del aceite virgen extra.


El recorrido incluye una pequeña cata en el Centro de Interpretación del Aceite de Oliva, donde hay mobiliario de principio de siglo XX de la familia y el acceso a una zona con artesanías y productos gourmet, incluidas sus propias cosechas de aceitunas y sus aceites. Este paseo tiene un valor de 150 pesos por persona (a partir de los 12 años), con pedido de turno previamente. 

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Bettina Moral