Llevan la música en la sangre. Jazz, rock, candombe, balada, tango, folclore latinoamericano o cuyano pueden sonar en Ahura va!, una nueva propuesta que perfectamente se ensambla en la camada de jóvenes o no tan jóvenes que se permiten la evolución "natural" de la música. Es que al escucharlos todo suena diferente, sobre todo en las tonadas o cuecas cuyanas, y el secreto está a la vista (o al oído): armónica, guitarra eléctrica, bajo, batería, una suma de sonidos que dan identidad a esta banda integrada por Juan Ortega, Rubén Cigno, Enrique Sabatini, Alberto "Rulo" Tejada y la reciente incorporación de Leonardo Picón.
Todos hombres con historia musical que se fueron agrupando por antojo de los planetas y ahora trabajan a fondo para editar su CD que será una recopilación de sus canciones en vivo.
Cada uno llegaba con sus propios caprichos de artista tratando de innovar. Por un lado Enrique y Rulo tocaban juntos por allá por el 2005, época en la que preparaban repertorio folclórico para Cosquín, y a la par comenzaban a pensar en armar una banda. Así llegó Juan, quien compartía con ellos algunas tocadas, y sumaba su gran experiencia musical al trío de ese momento. Hace dos años decidieron grabar cada una de las presentaciones y de los ensayos para escuchar como sonaba cada nota musical. Todo indicaba que había que seguir sumando talentos para encontrar una identidad, y apareció Rubén Cigno con la batería y Leonardo Picón con la guitarra eléctrica. La cosa cambió y mucho. Las notas de las tonadas del Negro Villavicencio, las cuecas cuyanas de otros autores y hasta el tango "Niebla del Riachuelo", compuesto en 1937, ya sonaban diferente, incluso con una cuota de rock que descubren hasta los más desprevenidos.
"Nosotros no mezclamos, respetamos la música original, pero la batería, y todos los instrumentos enchufados le dan un toque distinto", dice Juan.
Como sonará de diferente que mucha gente que no era seguidora de las melodías cuyanas o las tonadas quedó atrapado en estos sonidos y hasta llegó a escuchar sus letras por primera vez. Claro que como contrapartida, hace un tiempo alguien les dijo "Che que bien tocan ¿por qué no hacen folclore?", recuerda Rulo mientras aclara que allí no hay cambios, "se respeta el ritmo, sólo lo hacemos diferente".
La fusión pasa por los instrumentos que suman y que dan vida a las canciones que por ahora transitan escenarios alternativos porque reconocen que "no es sencillo llegar al circuito oficial de la música".
Uno de los objetivos es demostrar que una banda puede hacer desde música clásica hasta lo que se les ocurra, algo que atrapa, sobre todo a los buenos oyentes.
Alberto (Rulo) aporta su experiencia que comenzó hace años cuando el Negro Sarracina, Tony Berenguer y el Negro Figueroa le enseñaron a dar sus primeros pasos en la música.
Juan con su amor por lo clásico y autores como Frank Zappa (compositor de jazz, rock, blues, entre otros), por citar un ejemplo, aportó sus ideas y sus acordes para pasar del jazz al tango sin mediaciones.
Enrique gran amante tanto de la música cuyana como del rock, que se inició en el Coro Santa Gema, sumó -como no podía ser de otra manera- su voz y la armónica, y así continuó la historia. Es más ahora buscan incorporar un saxo y un violín para que la música de Los Hermanos de la Torre, el Negro Villa o los Orozco Barrientos (autores de la cueca Los dos perros), sigan creciendo en sus sonidos originales.
"En la música la cronología no tiene importancia, lo viejo y lo nuevo se juntan nosotros nos abocamos mucho a la selección estética de lo que tocamos y un par de temas nuestros", dice Juan.
Otra de las finalidades es, al menos intentar, cambiar la visión de muchos cuyanos que consideran que la tonada es aburrida o que se debe cantar con voz "llorosa".
"La meta fue siempre encontrar nuestro propio sonido y creo que ya lo hemos logrado. Claro que en esto nunca está todo dicho y seguiremos apostando a un crecimiento", explica Enrique, el mismo que cuenta que la idea de "Ahura vá" surgió de una chica que los escuchaba un día y ellos todavía se hacían llamar A la voz de ahura. Fue ella quien les hizo entender que el nombre original era muy largo y complicado.
"Tonada del mendocino", "Te veré en tonadas", "Los dos perros", son algunas de las obras que suenan con guitarra eléctrica, armónica, bajo y batería. A juicio de los artistas, son los jóvenes quienes más aprecian esta propuesta con aristas rockeras que van transformando el folclore cuyano.
Cultores de la buena música, con profundas raíces cuyanas, no dudan en respetar a rajatabla cada canción sin olvidar que cada artista debe aportar el sello distintivo para hacer de lo mismo algo especial.