Maternidad en clave de amor


Paula García Fleury, también conocida en el ámbito del pop como Esha, se estrenó como cantante en el 2019. Claro que esta joven no sólo pone su voz, sino que está incursionando en la instrumentación y además compone con dos ayudantes de lujo: sus pequeños Gino y Polo, que le "regalan" letras a diario para sus canciones.


Ser mamá para Paula García Fleury, no es como lo había imaginado ni soñado cuando de chica se ilusionaba con tener panza, dar la teta y hacer dormir a un bebé. Es mucho más que todo eso.


"La maternidad es muy diferente a lo que pensaba de chica. Es una gran responsabilidad pero también es un gran disfrute. Por supuesto que yo al ser mamá sola y artista tengo que enfocarme en trabajar y juntar la plata para poder alimentarlos, para tener su niñera y para que no les falte lo básico y fundamental, entonces no hay espacio para romantizar esto de ser madre. Es otra cosa. Yo lo vivo a diario con mis amigues que no tienen hijos: tienen otras libertades y otros horarios. Sin embargo, nosotros, como familia, nos hemos adaptado. Si yo tengo que cortar el laburo de 8 horas de grabación en el estudio, ir y venir para estar con ellos, darles de comer o hacer tareas, lo hago. Por supuesto que es más sacrificado e implica mayor organización, pero no quiere decir que no pueda hacerse. Son mis grandes compañeros y me re bancan. Con ellos yo he conseguido muchas cosas y construido muchos proyectos, disfruto de ser mamá y también puedo alcanzar mis sueños", define este rol que estrenó siendo muy joven. Con 20 años fue mamá de Gino -hoy tiene 7- y dos años más tarde, Polo ya estaba creciendo fuera de la panza.


Para Paula sus "enanos", como los llama cariñosamente, no han sido un obstáculo, sino un motor, sus verdaderos generadores de energía. Fundamentalmente sus hijos son, aunque parezca remanido, su inspiración. Y no es exagerado. Es la realidad misma. 


Es que Paula -que se animó hace poco a lanzarse como música sin educación, técnicas vocales ni preparación académica, superando una sensación de vergüenza que la limitaba- no sólo les canta sino que les ha compuesto y dedicado canciones. Claro que como en todo vínculo, es un ida y vuelta. Porque sus hijos, también la han llenado, y lo siguen haciendo, de letras y poesía para seguir enlazando música con palabras.


En sus dos discos de pop -Sos un viaje (2019) y Pieles (2021) además de participaciones en singles y temas de terceros, como uno reciente que acaba de grabar con Canal 46, una banda punk (NDR: todo el material puede escucharse en Spotify, YouTube e Instagram como Esha)- hay decenas de ejemplos de la participación y el involucramiento musical con sus pequeños.


"Hay un montón de canciones que tienen las frases que ellos me dicen. Por ejemplo el tema Adentro de la noche está basado en una canción que me hizo Gino, viajando en el colectivo desde o hacia Jáchal. El me preguntaba qué había adentro de la noche, mirando al cielo y me pareció hermoso. Le hice unos retoques a lo que él escribió, le agregué otras de sus frases que decía mientras jugaba con un muñeco al que le repetía "a vos te da miedo pelear" y lo sumé, también otros de sus dichos como su "te voy a amar todo el día". Así hicimos la canción", asegura. Hay otro tema, en el segundo disco, que se llama Cinco Minutos donde canta "dame todos tus besos en cinco minutos" porque es lo que le canta Polo a diario. Otra canción, llamada Adiós, dice "perdón, no te quise lastimar, solo quise conocer la culpa". Es lo que le dijo una vez Gino, tratando de explicarle a su mamá que no le había querido pegar a su hermanito. También -entre tantos otros temas basados en sus rutinas, afectos y pequeñeces compartidas- valora mucho la creación de la canción "Para cuando crezcan" que está dedicada a sus hijitos. En la grabación, salen hablando al final y es una melodía dulce y llena de ternura, como ninguna otra. "Una vez le pregunte a Gino que quería ser cuando sea grande y me dijo chiquito. Le repregunté: ¿querés ser grande? No, chiquito. Polo también sale hablando en esa canción. A él le pregunto qué es el amor. Y me responde que es besarse y abrazarse y que los abrazos que más le gustan son los fuertes. Es una gran canción de amor, del más puro", declara a quien quiera escucharla.


"Sin lugar a dudas es fácil componer con estos dos inspiradores. Tanto Gino como Polo no sólo tienen manejo del lenguaje sino mucha poesía y magia para decir las cosas. Por eso disfruto de escribir todo lo que ellos me dicen, de grabarlos y con eso componer. Ellos saben que parte de mi trabajo como música es gracias a ellos. Son mis maestros", reflexiona Paula. 


La banda propia


Hace unos años se mudó a Villa Mercedes, en Jáchal, impulsada por las horas cátedras que consiguió en dos escuelas de ese departamento como profesora de Teatro. Ella es actriz, directora teatral y docente de esta especialidad. Salvo por un obra de clown que está en proceso, ha hecho un paréntesis para dedicarse de lleno, artísticamente hablando a la música. Y a la maternidad, fuera de su trabajo.


Justamente el departamento norteño ha significado para ella una paraíso para la crianza de sus hijos porque tienen mucho espacio para disfrutar pero también mucho tiempo libre para compartir. Pero también ha resultado un espacio para su autoconocimiento. "Estamos felices en Jáchal pero ansiosos por volver más cerca de la familia y los amigos. De todos modos, reconozco que vivir en el campo ha sido muy hermoso para criar libremente a los enanos, en un ambiente en donde no hay tanta inseguridad, es mucho mas tranquilo. Me vino tan bien este cambio que hasta empecé a hacer música acá. Nos encanta poner música para cantar y bailar. Eso no falta en nuestros días", dice.


A juzgar por sus descripciones los días parecen tener más horas allá que en otro lado. Es que no hay tiempo para aburrirse. Hora tras hora, comparten juegos de mesa, salidas a la plaza de la esquina de su casa, pintan, exploran la naturaleza. Cocinan mucho y les gusta desayunar en la cama cada vez que pueden. Y por supuesto, el mayor placer, es la música a toda hora.


"Me gusta crear climas para los niños. De repente está buenísimo que al menos una vez al día aparezca en la rutina un elemento sorpresa, como velitas por ejemplo, y hasta la propuesta para hacer actividades nuevas. Ese es mi modo de dedicarles momentos especiales en el día, de compartir y sentirnos bien todos. Ellos lo valoran mucho", detalla.


Por supuesto que también hay tiempo para las rutinas. Y presentaciones o tocadas con amigos, en las que no siempre Gino y Polo tienen asistencia perfecta. Por lógica, no siempre puedan acompañar a su mamá. "Es complicado porque cuando estas actuando, dirigiendo, cantando o en la técnica o lo que sea, obviamente tenés que tener la concentración y la atención ahí. Ellos todavía son chicos y no puedo estar todo el tiempo viendo lo que necesitan o lo que hacen si tengo que trabajar", explica esta mamá canchera y amorosa que reconoce que tiene a su alrededor un batallón de personas que la ayudan: familia, amigues, niñera incondicional, que son en quienes delega. "Sin esa comunidad de gente que me apoya sería imposible. Criar hijos no puede ser para una persona sola, la compañía de gente querida hace que sea más sencillo. Pero además es tanto el amor que se produce en el vínculo madre e hijos que se puede compartir con todo el mundo, entre ellos, estos afectos".


Paula atesora muchas anécdotas con los chicos. Como la vez, no hace mucho, que fueron a un festival en Rodeo, Iglesia. Recuerda que el escenario estaba en el medio de un bosque y en la prueba de sonido, sus dos hijos se subieron al escenario, cual profesionales. Después fue difícil bajarlos. "Gino se subió a tocar la batería y todos lo aplaudieron, estaba recontento. Después cuando yo canté se subieron los dos a querer agarrar el micrófono. Fue una experiencia entre copada y dificultosa porque había muchos cables, se movían de un lado para otro y no paraban de arengarme para que cantara una canción que a ellos les gusta mucho. Fue muy loco. A los enanos les gusta ese mundo y por suerte mis amigues les dan un lugar. Hay una crianza consciente colectiva, en donde los niños tienen mucho espacio consciente para crear, para hacer, para mostrarse si quiere. Pero hay límites. Tanto Polo como Gino, en las juntadas, si tienen ganas comparten sus canciones. Y a los tíos y tías del ambiente, les encanta. Lo disfrutan tanto como yo y nos hacen el aguante", dice sin poder disimular su felicidad.


Por supuesto que Paula, imagina a sus dos pequeños músicos. Y sueña con ayudarlos algún día en este camino. De hecho ya empezaron a dar algunos pasos juntos. Claro que les queda mucho por andar.