La cuenta regresiva a esta altura del calendario se hace notar. Es que cuando faltan dos meses para el cambio de año, aparecen algunos síntomas (físicos y mentales), producto del cansancio y de las frustraciones por no siempre poder alcanzar las metas propuestas al inicio, que complican aún más las cosas. Popularmente se lo conoce como estrés. Según los psicólogos no hay que desesperarse ni deprimirse. Siempre existen mecanismos de ayuda para seguir adelante, ya sea generados por uno mismo o por sugerencia profesional.
"El estrés no es privativo de fin de año. Puede aparecer en cualquier momento. Lo que pasa a esta altura del calendario es que estamos más cansados, agotados de tanto trabajo o de un año de estudio y entonces aparecen o se hacen más notorios algunos síntomas asociados como ser fatiga, menos tolerancia, menos resistencia, irritabilidad, incluso cuestiones físicas como taquicardia, alergias nerviosas, resfríos, dolores de espalda y de musculatura en general, dolores de cabeza, trastornos intestinales, insomnio, entre otros, propios del estrés", resume la psicóloga Ruth Goldfard.
Para muchos, la sensación es como si el cuerpo se tratara de una máquina a la que se le van agotando las pilas con el correr de los meses. O también como al dique de Ullum, si se le baja la compuerta y no puede salir el agua. "Llega un momento que se desbordaría todo, porque no se puede contener con tanta presión. El estrés es una reacción a las exigencias de la vida cotidiana, es una reacción cuando las demandas superan los recursos. Es que vivimos en una cultura que es estresante porque tenemos muchas demandas, queremos hacer muchas cosas y no siempre alcanzamos a cumplir todo lo que nos proponemos: primero porque no se puede ya que hay factores que lo impiden y segundo porque cuando se alcanza un objetivo resulta que la cultura misma, propone un nuevo desafío. El estrés es la enfermedad o el síntoma de esta cultura, de nuestra forma de vivir. Hay una gran diferencia entre lo que yo quiero lograr y lo que yo puede hacer, entonces para vivir mejor y sin estrés habría que revisar las expectativas y las metas con una visión más realistas para preservar la salud", define esta licenciada en Psicología, especializada en terapias sistémicas desde dónde aborda los casos de estrés que llegan a su consultorio y que cada vez se contabilizan más tal como coincide con otros profesionales.
Si bien hay muchas personas que requieren de ayuda profesional -porque el cuadro es avanzado y aparecen síntomas que lo hacen más complejo-, otros pueden encontrar alternativas para sentirse mejor y menos exigidos.
Algunas recetas válidas
Según la profesional consultada, para estar más tranquilos y conformes lo primordial es hacer una pausa -quizás las vacaciones serían un espacio ideal- para preguntarse y evaluar sobre la vida que se lleva. "Mucha gente ansía las vacaciones para descansar y cree que así va a terminar con el estrés. Pero se equivocan. Porque si no se hace una pausa y se mira el panorama general, se chequea lo que está haciendo, se jerarquiza y se prioriza las necesidades, no sirve de nada y a la vuelta de las vacaciones, vuelve a lo mismo. Es como un círculo vicioso", aconseja.
Para Ruth Goldfard, lo esencial sería preguntarse en esa pausa: ¿me gusta cómo estoy viviendo?, ¿estoy conforme con mi rutina?, ¿qué gano y qué pierdo?, ¿qué puedo modificar? para entonces tomar decisiones y proponerse hacer un cambio de rumbo.
Su propuesta está ligada a, como ella misma define, "revisar las expectativas, conocerse y saber hasta dónde se puede llegar, buscar alternativas para estar mas conformes y hasta quizás menos exigidos".
También sugiere como medida sana, tener momento de relax para poner la mente en blanco y alejada de las obligaciones laborales cotidianas. "El ejercicio físico es ideal para descargar energías y la adrenalina que genera el estrés. Pero también es muy bueno apelar a escuchar música, hacer danza o algún estilo de baile, leer, descansar, salir al aire libre, pintar. Inclusive hacer algo que nos gusta y que nos gratifique. Es tomarse un recreo para uno", recomienda.
Todo esto sin olvidar que hay que tratar de evitar el exceso de las "adrenalinas externas" como, por ejemplo, la cafeína y las bebidas cola, la mateína y la teína ya que producen una sobrestimulación del cuerpo y la mente. Sobre todo hay que limitarlas al máximo antes de dormir.
Entre las recomendaciones figura tener una dieta equilibrada, aprender a decir no y a no sobrecargarse de compromisos, compartir con otros porque la comunicación afectiva disminuye el estrés. Quizás todo esto ayude a vivir un poco mejor.