Sus largas piernas la llevaron a correr por las pistas de atletismo de muchos países del planeta. Representó a San Juan en los torneos nacionales y defendió la camiseta Argentina en las pistas más exigentes del planeta. Siempre con la adversidad que significa el escaso o a veces nulo apoyo para participar de eventos de importancia internacional. Así las cosas, ella siempre se las arregló con su privilegiado físico para subir al podio en competiciones como Sudamericanos, Panamericanos e incluso los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1995. Se trata de Marta Orellana, la atleta que el 29 de diciembre cumple 38 años y fue quien le puso su sello al deporte madre en la provincia: el atletismo.

Qué es de la vida de esta deportista hoy? Vive humildemente en su casa de Las Chacritas, en 9 de Julio, donde hace algunos años perdió todos sus trofeos y recuerdos de su trayectoria por causa de un incendio; trabaja en el depósito de una casa de deportes y sueña con ser entrenadora de atletismo en su provincia.

La historia de la atleta dice que nació en el límite de Caucete con San Martín. Es la mayor de cuatro hermanos. Como mucha gente de campo, Marta vivía lejos de la escuela, en su caso la "Juan Lavalle", de Caucete. Para llegar más rápido la mejor forma era ir corriendo aproximadamente 2 ó 3 kilómetros, algo cotidiano en ella junto con su hermana Marisa.

Ya en el secundario, en el departamento San Martín, ganó el primer torneo intercolegial a nivel departamental y luego el provincial, en 1988. Ese fue el principio de una vocación por el deporte que la llevaría a recorrer el mundo.

Al ganar a nivel provincial tuvo la posibilidad de viajar a Mar del Plata para representar a la provincia en los intercolegiales nacionales. En esa competencia ganó y le arruinó el cálculo a las delegaciones poderosas de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, porque San Juan no estaba en los planes de los especialistas.

A partir de ahí, se abrieron las puertas de las competencias atléticas. Compitió en el Nacional de Cross y ganó, con lo cual, gente de Buenos Aires comenzó a fijarse en ella para competir allá En Ferro Carril Oeste, cuenta. En la primera experiencia de radicarse fuera de San Juan, el cambió le costó y se volvió debido a que extrañaba sus afectos.

Después volvió a irse para ganar distintos torneos y lograr hacer records en distintas especialidades como el Nacional de Ruta, es decir los 21 kilómetros, luego los 10 kilómetros, rompió el récord de 10.000 y media maratón como también en los 800 metros. Todo fue en 1992, el mejor año competitivo, relata la atleta.

A partir de ahí, las competencias internacionales se hicieron comunes en la sanjuanina. La primera prueba fue el Sudamericano de Menores en Paraguay, el Mundial de Relevos, en Corea del Sur, y otras competencias de alto rendimiento en distintos países como Perú, Venezuela, Colombia, Bolivia, Italia, donde fue 4 años seguido e incluso hizo una pretemporada de 3 meses, Estados Unidos, Corea del Sur, Uruguay, entre otros. En todas partes cosechó medallas para Argentina y se codeó con lo mejor del atletismo mundial.

Su orgullo es el haber corrido defendiendo los colores de la bandera argentina. Todo esto más allá de el escaso apoyo económico oficial y privado para que la deportista compitiera con tranquilidad.

En 1996 los Juegos Iberoamericanos la tuvieron como ganadora. Entonces los medios capitalinos presionaron ante el Comité Olímpico para pedir que la sanjuanina sea parte de la delegación que competiría en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Allí se convirtió en la primera sanjuanina en competir en esta competencia con las mejores del mundo, cuando tenía 21 años de edad, muy joven para competir con campeonas mundiales y olímpicas, dónde las atletas campeonas tenían la experiencia de tener 32 ó 34 años, cuenta.

"Me retiré joven porque me cansé de golpear puertas para buscar apoyo", dice una de las más grandes atletas sanjuaninas que, todavía conserva los sueños intactos de compartir su experiencia deportiva con los jóvenes de San Juan.